El fútbol parece dominar, desde que se levantan hasta que se acuestan y, a partir de ahí, todos los sueños, las pasiones de los más pequeños. Claro que eso es lo que te dicen y te cuentan, eso es lo que ves porque, al fin y al cabo, jugar al fútbol es barato. Pero el universo infantil da para mucho más que pelotas y goles, es más, hay niños a los que ni Ronaldo ni Messi les arrancan una emoción, los hay que son más de motor y no de carreras, Dakar, Le Mans ni Fórmula 1, los hay que dibujan coches y sueñan con diseñarlos.
A esos niños, a los que se saben todas las marcas de coches habidas y por haber, a los que conocen todos los modelos, a los que se apasionan por las líneas más deportivos y vuelcan toda su admiración en tipos como, por ejemplo, Ferrari Enzo, les volvería locos este juguete, un Ferrari 512 Testarossa hecho a la medida de su corta estatura, un Testarossa de juguete.
De juguete el vehículo y sus prestaciones, no su precio; su exclusividad -sólo se fabricaron tres que se vendieron en Harrod's- hace que su valor en el mercado sea de 75.000 libras esterlinas -casi 82.000 euros-: nos cuentan en el periódico inglés The Sun que el equipo de Riddelsdell’s Garage, una compañía con base en Suffolk, localizó este juguete y dedicó un año completo a restaurarlo; localizar las piezas necesarias para recuperarlo no fue sencillo ni barato pero fue posible y ahora el Ferrari en tamaño mini, convertido en uno de los juguetes más caros del mundo sino el que más, saldrá a la venta para que algún niño enamorado de los coches, con unos padres lo suficientemente pudientes (y locos!), pueda disfrutarlo.
Claro que a nosotros nos da por pensar que esta versión mini del Ferrari 512 Testarossa tiene más posibilidades de acabar entre los tesoros de un coleccionista que rodando en un jardín primavado en manos de pequeño loco bajito como aquellos a los que cantaba Serrat.
En Riddelsdelle Garage cuentan que tuvieron que conseguir el permiso de Ferrari para trabajar en la restauración de este magnífico Ferrari en tamaño mini y, una vez logrado, trabajaron en el vehículo cuidando todos sus detalles como sólo se cuida un Ferrari ¿su velocidad punta? la máxima a la que se considera que puede rodar un niño al volante de un coche, 40 kilómetros por hora.
El pequeño Seb Goss, un jovencísimo fanático de los coches, ha sido el afortunado que ha podido sentarse al volante de es Ferrari en miniatura -el Ferrari más lento del mundo...- para presentarlo en sociedad y ser, además, la envidia de otros niños de entre 5 y 9 años tan amantes de los coches como él.
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