Las Bodas de Fígaro es una ópera buffa en cuatro actos del compositor Wolfgang Amadeus Mozart sobre un libreto de Lorenzo da Ponte . En ella se cuenta la historia de Fígaro y Susana, criados del Conde Almaviva preparan su boda cuando descubren que su señor quiere restaurar una antigua costumbre feudal, el derecho de pernada. La ópera, una continuación de la narrada en El Barbero de Sevilla de Rossini, ambas basadas en la trilogía escrita por Beaumarchais sobre el personaje de Fígaro, fue estrenada el 1 de Mayo de 1786 en Viena.
Entre julio de 1763 y noviembre de 1766, los Mozart visitaron diversas ciudades europeas. En Londres estuvieron más de un año, tiempo suficiente para escuchar gran cantidad de obras de compositores italianos y conocer al menor de los hijos de Juan Sebastián Bach, Johann Christian, músico que había estudiado con el padre Martini en Milán y al que se conocía como el Bach milanés. Cinco años después, con trece años, partió con su padre desde Salzburgo para iniciar una extensa gira de quince meses por Italia.
Cuando Mozart compuso las Bodas de Fígaro, hacía más de un año que había ingresado en la pequeña, pero muy prestigiosa logia masónica La Beneficiencia. Allí conocería a otros miembros, como por ejemplo al escritor Caspar Riebeck, cuyos textos contenían una intensa crítica social. Como ópera buffa, en las Bodas de Fígaro abundan los momentos cómicos. Pero también hay otros momentos donde subyace el mismo mensaje que en los escritos de Riebeck, un mensaje profundo, una espiritualidad reflexiva que nos transmite los ideales de la comedia de Beaumarchais a través del principio cristiano-masónico de la fraternidad universal. Incluso, en algunos momentos, se alcanza un dramatismo ajeno al género buffo y nos traslada a un mundo de profundo simbolismo religioso.
Cherubino
Vosotras que sabéis
qué cosa es amor,
mujeres, decidme
si yo lo tengo en el corazón.
Aquello que yo siento,
os diré,
es para mí nuevo,
comprenderlo no sé.
Siento un afecto
lleno de deseo
que ora es placer,
ora es martirio.
Me hielo,
y después siento el alma inflamar,
y en un momento
me vuelvo a helar.
Busco un bien
fuera de mí,
no sé quién lo tiene,
no sé que es.
Suspiro y gimo
sin querer,
palpito y tiemblo
sin saber,
no encuentro paz
ni de noche ni de día,
y sin embargo me gusta languidecer así.
Vosotras que sabéis,
qué cosa es amor,
mujeres, decidme
si yo lo tengo en el corazón.