Classical

Vaga luna che inargenti. Vincenzo Bellini

En su tiempo, la gente lo comparaba con su contemporáneo Chopin.

Aunque desde finales del siglo XVIII el concierto público fue adquiriendo mayor relevancia, en el siglo XIX el salón privado continuó siendo el lugar de reunión preferido de la aristocracia y la burguesía y donde, de paso, se deleitaban con la interpretación de breves repertorios de cámara. El importante auge del lied alemán y en menor medida de la romanza francesa, no tuvo en Italia una notable repercusión, pues en Italia los gustos mayoritarios de público y compositores se orientaban hacia la ópera. Sin embargo, muchos compositores no dejaron de crear a lo largo de su vida pequeñas y bellas canciones a una voz con acompañamiento de piano con mayor o menor fortuna en la historia de la música. Uno de esos compositores fue Vincenzo Bellini, al que sus contemporáneos llamaban el cisne de Catania por ser un siciliano guapo, rubio y de ojos azules. Un poderoso motivo para acabar convertido en un mito.

Vincenzo Bellini escribió poco por dos razones. La primera porque murió joven, a los treinta y tres años de una disentería recurrente mal diagnosticada. Joven como Mozart y Schubert, y como Keats, Shelley, Byron y tantos otros artistas, intelectuales y compositores románticos extraordinarios, en lo más alto de su éxito y del romanticismo. La otra razón es porque era extremadamente meticuloso, y componía una ópera al año mientras los demás componían tres o cuatro. Bellini compone y estrena la ópera Norma con treinta años, muy joven, pero ya había alcanzado la madurez artística y escrito gran parte de sus obras, entre ellas una inmortal, La Sonnambula. Y un buen puñado de maravillosas canciones.

Vaga luna, che inargenti -que puede traducirse por Hermosa luna plateada o Hermosa luna, salpicada de plata, es una de esas ariettas compuestas por Bellini. Lo hizo en 1835 a partir de un texto anónimo italiano y se la dedicó a Giulietta Pezzi, escritora y periodista italiana devota seguidora de los movimientos republicanos a favor de la unificación de Italia. Se publicó por primera vez en 1838 por la casa Ricordi bajo el título Tre ariette indedite junto a Il fervido desiderio y Dolente immagine di fille mia. También se encuentra entre las quince canciones de Bellini que bajo el título de Composizioni da Camera fueron publicadas en 1935 con motivo del centenario de la muerte del compositor. Aparentemente parece una cancioncilla sin ninguna pretensión y es muy probable que lo sea porque crear belleza sin más pretensión es lo único que sabía hacer el joven cisne de Catania. Pura explosión emocional, una sencilla canción de alto grado estético cantada hoy por Cecilia Bartoli que dice:

Vaga luna, che inargenti
queste rive e questi fiori
ed inspiri agli elementi
il linguaggio dell'amor;

testimonio or sei tu sola
del mio fervido desir,
ed a lei che m'innamora
conta i palpiti e i sospir.

Dille pur che lontananza
il mio duol non può lenire,
che se nutro una speranza,
ella è sol nell'avvenir.

Dille pur che giorno e sera
conto l'ore del dolor,
che una speme lusinghiera
mi conforta nell'amor.

Hermosa luna, salpicando con la plata
Estos bancos y flores,
Evocando a partir de los elementos
El lenguaje del amor

Solo tú eres testigo
Para mi deseo ardiente;
Ve a decirle a ella, decirle a mi amada
Las ganas que tengo de ella y suspiro.

Dile que con ella tan lejos,
Mi dolor no puede ser resuelto,
Que la única esperanza que guardo
Es para mi futuro que se gasten con ella.

Dile que día y noche
Cuento las horas de mi anhelo,
Esa esperanza, una esperanza dulce llama,
Y me conforta en mi amor.