Sin lugar a dudas, de Jacques Hotteterre es la referencia indiscutible de la flauta del Barroco europeo y fundador de la primera escuela francesa de ese instrumento. Nacido en el seno de una familia de intérpretes y constructores de instrumentos de viento, Jacques también fue constructor e intérprete, además de compositor y trapacista, autor de, al menos, dos libros dedicados a la flauta travesera y de pico. En ellos aportaba todas la referencias clave para el flautista, desde la postura hasta la ornamentación pasando por las digitaciones.
Situado entre Luis XIV y de Luis XV, la música de Hotteterre transmite a parte iguales la grandeza del gran siglo con el amaneramiento de la música del dieciocho francés, repleto de postizos, polvos de arroz y miriñaques. ¿Hay algo más francés?. Pues siendo tan típicamente francés, Jacques Hotteterre no se libró de ser tachado de músico italianizante, una vieja oposición entre los estilos francés e italiano, siempre latente y especialmente virulenta durante el reinado musical de Lully o durante la Querella de los Bufones entre los seguidores de Rameau y los de Rousseau. Y es que por algo a Jacques Hotteterre le apodaron el romano.