Los compositores italianos del siglo XIX acostumbraban a escribir pequeñas canciones de salón, miniaturas líricas en la que el piano ejercía un papel secundario de una voz que cantaba textos convencionales de temas muy diversos pero que casi siempre rondaban al amor y a la patria.
No tenían la menor intención de competir con la mélodie francesa o el Lied alemán, de más honda tradición en sus países de origen, pero en muchos casos estos autores fueron conocidos mucho antes como compositores de estas pequeñas piezas que como compositores de ópera. Son los casos de muchos grandes, como Rossini, Bellini y Donizetti; más tarde, Verdi escribiría canciones de forma intermitente durante toda su vida. Y más tarde aún, también Giacomo Puccini escribiría canciones durante su juventud en Lucca, o antes del estreno de su primera ópera, durante su estancia como estudiante en Milán, pero también las hay escritas en su retiro de Torre del Lago.
Con texto de un poema de Antonio Ghislanzoni -el libretista de la Aida de Verdi- Storiella d’amore habla de los amores de Francesca da Rimini y Paolo Malatesta. Publicada en el apéndice de La Musica Popolare el 4 de octubre de 1883, fue la primera pieza publicada por Puccini. Y como en otras ocasiones, os proponemos que escuchéis una versión, en este caso para trompeta y una ejecución magistral de la trompetista noruega Tine Thing Helseth.