Sinfonía nº 39, Allegro Finale. Wolfgang Amadeus Mozart. 1
Classical

Sinfonía nº 39, Allegro Finale. Wolfgang Amadeus Mozart

Para Mozart, la música era sólo eso, música.

Estrenada en una fecha incierta tras su muerte, Mozart escribió la Sinfonía 39, junto con la 40 y la 41, en uno de los momentos más duros de su vida. Su situación económica era muy precaria, su ópera Don Giovanni no había gustado en Viena -a pesar de que se había estrenado con gran éxito en Praga-, y, por si fuera poco, tres días después de terminar la 39 muere su hija Teresa, nacida el año anterior.

De las cuarenta y una sinfonías escritas por Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), las tres últimas, las 39, 40 y 41, son las más célebres y de mayor calidad artística. No se sabe por qué Mozart se vio forzado a escribirlas en un tiempo record de seis semanas, durante el verano de 1788. Se dice que un futuro viaje a Inglaterra que nunca llegó. Puede que sintiera que moriría pronto, lo cierto es que no tenía ningún encargo que lo forzara a tal cosa.

Clasificadas en su época vienesa, las tres son verdaderas obras maestras del clasicismo formal vienés y culminan la colosal obra sinfónica de su amigo Joseph Haydn, anunciando el posterior romanticismo de los compositores centroeuropeos. Sin embargo, en su expresividad y dramatismo, nunca alcanzados hasta entonces, no existe ningún sentimiento romántico de la vida. Para Mozart la música era música, sin connotaciones vitales, ajena a fortunas, pasiones o desgracias, y por tanto a sentimentalismos. Alegría, confianza y lucidez difíciles de explicar y que precisamente hace que su música sea universal.