El Septimino o Septeto para vientos y cuerdas, en mi bemol mayor, opus 20, está compuesto para cuatro instrumentos de cuerda –violín, viola, violonchelo y contrabajo-, y tres de viento –clarinete, fagot y trompa-.
Dedicada a la emperatriz María Teresa, el Septimino es una obra de juventud, escrita entre 1799 y 1800, aunque no fue publicada hasta 1802. El compositor la interpretó por primera vez en un concierto público, a la vez que la Primera Sinfonía, y desde entonces, obtuvo un gran éxito por su gusto y gran imaginación, contribuyendo a la fama del joven Ludwig. Apreciación que no llegó nunca a gustar del todo a Beethoven, que más tarde reconocería que en aquella época yo no sabía componer, y ahora creo que sí sé».
La obra sigue el modelo musical establecido en el clasicismo y adopta una forma ya en decadencia, la del divertimento o la serenata, destinado a los entretenimientos musicales de la aristocracia. El minueto o tercer movimiento de los seis de los que se compone la obra, alcanzó tanta fama que Beethoven lo incluyó en la Sonata Op. 49 núm. 2 para piano. Sin duda, es el más conocido y una de las melodías más pegadizas de la música clásica universal. ¿A que sí?.