Classical

Ruslán y Ludmila, Obertura. Mikhail Glinka

Fue el fundador de la escuela nacionalista musical rusa.

Su tío podía permitirse el capricho de tener una orquesta privada, por lo que el interés de Glinka por la música despertó siendo niño e inmediatamente fue canalizado con estudios formales en San Petersburgo. Sin embargo, como en el caso de muchos otros compositores, dedicó más tiempo del que hubiera deseado a trabajar como funcionario del Ministerio de Comunicaciones.

Pero Mikhail Glinka (1804-1857) era de espíritu inquieto. Viajó por Italia –donde recibió la influencia de Bellini y Donizetti-, España, Francia, Alemania y Polonia, regresando de forma esporádica a su patria para componer óperas como Iván Susanin o Ruslán y Ludmila, considerada, por la utilización de ritmos y melodías representativas del folklore ruso aderezado con referencias musicales armenias, turcas y finesas, como el verdadero punto de partida de la música clásica rusa.

Ruslán y Ludmila es una ópera en cinco actos basada en un poema de Alexander Pushkin que cuenta la historia de la joven Ludmila, desaparecida de una fiesta en la que están presentes tres de sus pretendientes, entre ellos, Ruslán. En realidad, la doncella ha sido raptada por el enano Chernomor, y la tarea de Ruslán será la de rescatar a su enamorada. Al componerla, Glinka no se apartó por completo de los gustos y convencionalismos de la música europea que conocía de sus viales, pero supo imprimir a su ópera un sabor ruso inconfundible sobre el que se cimentó el edificio construido por los compositores de generaciones posteriores a la de Glinka, en especial, el Grupo de los Cinco.