El compositor y violinista inglés Thomas Agustine Arne era hijo de un tapicero que había conseguido hacer fortuna, lo que le permitió enviar a estudiar a sus hijos al prestigioso colegio de Eton, donde luego se preparó en Leyes. Sin embargo, él quería seguir los pasos de su hermana Susannah –famosa contralto a quien Thomas había enseñado a cantar- en el mundo de la música. Pronto encontró trabajo en los teatros de Londres y en 1734 firmó un contrato permanente en el Teatro Real de Drury Lane, la conocida calle de Covent Garden. Allí conoció su primer éxito con la mascarada Comus, una adaptación de la obra homónima de John Milton, al que siguió el triunfo de la mascarada Alfred, que contiene la canción por la que hoy escribo, Rule, Britannia.
Las óperas y las mascaradas de Arne llegaron a ser muy populares, y recibieron incluso el mecenazgo del Federico Luis de Hannover, Príncipe de Gales, en cuya casa, Cliveden, Arne compuso Rule Britannia. Os suena?. A quién no le suene, que la escuche y comprobará que sí, que la conoce y lamentará no poder olvidar su pegadizo estribillo, Rule, Britannia! Britannia rule the waves. Britons never never never shall be slaves.
Ese estribillo tan pegadizo es lo que ha hecho de Rule Britannia una de las piezas patrióticas más populares del Reino Unido. Por poco más se conoce a Arne. Pocos conocen sus oratorios La muerte de Abel o Judith, su música incidental para una serie de representaciones de Shakespeare; tampoco sus las múltiples comedias, entre ellas Thomas y Sally, escrita poco después de recibir el título de doctor en Música por la Universidad de Oxford. Y qué decir de su obra de música sacra o sus seis conciertos para teclado. Eso si, un poco más se conoce su ópera Artaxerxes, uno de los pocos intentos de un compositor inglés de escribir ópera seria al modo italiano. Mala suerte, Arne tuvo la mala suerte de tener que soportar la presencia en Londres del compositor alemán Handel. También que la mayoría de sus noventa óperas se quemaran en un incendio en Covent Garden en 1808. Mala suerte y un carácter muy difícil que hizo que los empresarios teatrales se negaran a contratarlo para algo más que para el breve tiempo que duraba la presentación de un concierto de otro.
Ahora se le hace justicia en la última noche de los Proms de la BBC, el último de la serie de conciertos que anualmente, desde 1895, se realizan en Londres, primero en el Queen’s Hall, y cuando este recinto fue destruido en un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial, en el Royal Albert Hall de South Kensington. Todos los años, uno detrás de otro, forma parte del programa, junto con otros himnos como Land of hope and glory y Jerusalem, Rule Britannia es a los Proms lo que la Marcha Radetzki a los conciertos de Año Nuevo, para unos el éxtasis, para otros la apoteosis de lo kitsch, para muchos algo digno de envidia; pero siempre presente, no falla. Las últimas interpretaciones más celebradas han sido la del barítono Thomas Hampson en 1998 –dicen que el mejor Rule Britannia de todos los tiempos a pesar de inducir al coma cromático con su chaqueta multicolor-, la de la mezzo Sarah Connolly en 2009–disfrazada de Lord Nelson-, la de la soprano Susan Bullock en 2011 –disfrazada de heroína céltica con escudo y casco- o este que os ponemos, el último, interpretado por el tenor alemán Jonas Kaufmann, el más contenido de todos, quizás por su condición de teutón.