Classical

Robert le Diable. Giacomo Meyerbeer

Chopin dijo de ella, "es una obra maestra... Meyerbeer se ha hecho inmortal".

Alemán de nacimiento, con 24 años el compositor Jakob Liebmann Beer Wulf se encontraba en Italia cuando cambió su nombre por uno más latino e inspirador. Con su nombre cambió también el estilo de sus primeras óperas alemanas -que no habían despertado el interés de nadie- por el estilo belcantista tan de moda en aquellos tiempos, del que Rossini era el máximo exponente.

Concebida como una opéra comique en tres actos, Giacomo Meyerbeer (1791-1864) no dudó en convertir Robert le Diable en una de cinco actos, por lo que se la considera la primera Grand Opéra, un subgénero operístico caracterizado por su temática histórica, gran aparato escénico y la preeminencia coral y orquestal. Para su representante más destacado, Meyerbeer, significó su debut en la escena francesa, estrenándose en la Ópera de París en 1831 con éxito arrollador, tanto que Frederic Chopin, que estaba entre el público, llegó a decir Es una obra maestra... Meyerbeer se ha hecho inmortal. Y así fue. En cinco años, el niño mimado del público parisino había alcanzado en París las cien representaciones, se marchó de gira por toda Europa y Estados Unidos, e incluso estrenó en lugares tan remotos como Calcuta, Batavia –antigua Yakarta, Indonesia- y Manila. Siendo una celebridad mundial, después compondría Los hugonotes (1836) y El profeta (1849) y La Africana (1865), aunque esta última se estrenase después de su fallecimiento.

La ópera se inspira vagamente en un tema que durante el Renacimiento tuvo elementos suficientes para ser transformado en un género teatral de gran éxito en la época, la comedia de santos. La ejemplaridad de la vida de Roberto el Diablo, personaje satánico y encarnación del mal, que convirtiéndose se transforma en penitente contrito y adalid de la cristiandad, se prestaba a ser escenificada y a formar parte de un repertorio teatral que con frecuencia se inspiraba en leyendas hagiográficas medievales que narran la vida de grandes pecadores convertidos luego en santos. De este modo, la ópera sería digna heredera de novelas como la francesa publicada en Lyon en 1496 La vie du terrible Robert le Diable y de las castellanas –con dos ediciones, una de Burgos en 1547 y otra de Madrid de 1655- La espantosa y maravillosa vida de Roberto el Diablo, hijo del Duque de Normandía, el qual después fue llamado hombre de Dios. Para quien no lo sepa, Roberto el diablo es el apelativo con el que muchos conocían a Roberto el Magnífico de Normandía, padre de Guillermo el Conquistador, cuya vida debió seguir los patrones ya comentados. Y no debe ser casualidad que la ópera y Meyerbeer aparezcan mencionados al comienzo del musical de Andrew Lloyd Webber El Fantasma de la Opera*, otro errabundo contrito.

Sin embargo, si bien Robert le Diable es una obra maestra de la lírica sobre una temática histórica atractiva, se ha representado poco. Pero ahora, después de ver esta puesta en escena de la Royal Opera House de Londres, ya están tardando en hacerse con el video. Puestas en escena así hacen que la ópera se convierta en algo que merezca la pena vivir.

*"…Lote 664 : Una pistola de madera y tres cráneos humanos, de la producción de 1831 de esta casa de Robert le Diable de Meyerbeer…".