Classical

Rapsodia sobre un tema de Paganini, Op. 43. Sergei Rachmaninov

Obra compuesta por un virtuoso en homenaje a otro.

Entre los años de 1801 y 1807, el violinista y compositor genovés Nicolò Paganini compuso su obra más significativa, los 24 caprichos para violín, Op. 1. El extraordinario virtuosismo alcanzado por Paganini dio lugar a que otros compositores escribieran piezas basadas en Los Caprichos, entre ellos, maestros de la talla de Franz Liszt, Robert Schumann, Johannes Brahms y Sergei Rachmaninov, quien en 1934 compuso su popular Rapsodia sobre un tema de Paganini, Op. 43, tomando como base el último de los caprichos del violinista italiano.

Sin embargo, otros violinistas contemporáneos menos dotados para la música extendieron la creencia de que la altísima técnica e inventiva alcanzada por Paganini en Los Caprichos debía ser obra del mismísimo diablo. La apariencia física extremadamente delgada y cadavérica de Paganini no ayudaba a deshacer el equívoco. Es más, probablemente el espíritu romántico de Paganini lo fomentó a través de un atuendo hecho jirones y una vida desordenada y libertina, dedicada casi en exclusiva al cortejo, la persecución, el juego y el alcohol. Tanto la cultivó que cuando murió en Niza, el obispo denegó el permiso para su entierro y su ataúd permaneció durante años en un sótano. En cualquier caso, no es el primer violinista que promueve su imagen diabólica ni es la primera vez que se relaciona el violín con el diablo es algo sobre lo que se ha comentado mucho en la historia de la música. Pero no es el momento.

En la primavera de 1934, Rachmaninov, otro virtuoso, suspendió una gira de conciertos que tenía planeada para dedicarse de lleno a la Rapsodia en Lucerna, componiendo en un solo movimiento, tres secciones que agrupan las variaciones 1-10, 11-18 y 19-24. El resultado es una de las mejores obras de Rachmaninov. Se estrenó en Baltimore, el 11 de noviembre de 1934, con el propio Rachmaninov como solista.