Classical

Petrushka. Ígor Stravinski

Contiene el famoso acorde Petrushka, un acorde concebido por el compositor como un insulto de la marioneta hacia el público.

En uno de los muchos textos que dejó para la posteridad, Stravinski nos cuenta el proceso creativo de una de sus partituras más conocidas, el ballet Petrushka: Antes de abordar La consagración de la primavera, que habría de ser una empresa ardua y prolongada, quise refrescarme componiendo una pieza orquestal en la que el piano tuviera una parte importante, una especie de Pieza de concierto. Al componer la música, tuve en la mente la clara imagen de una marioneta, dotada súbitamente de vida, que exasperaba a la orquesta con sus diabólicas cascadas de arpegios. A su vez, la orquesta responde con amenazantes toques de trompeta. El resultado es un ruido terrible que llega a un clímax y termina en el triste colapso de la pobre marioneta.

Luego de terminar esta extraña pieza, luché por horas, mientras caminaba a orillas del Lago Ginebra, para encontrar un título que expresara con una palabra el carácter de mi música y, consecuentemente, la personalidad de la criatura. Un día brinqué de gusto al encontrar el título, Petrushka, el inmortal e infeliz héroe de las ferias de todos los países.

La partitura de Petrushka contiene el famoso acorde Petrushka concebido, según el propio Ígor Stravinski, como un insulto de Petrushka al público, que se repite al final de la obra por el espíritu de la marioneta muerta. En 1947, el compositor ruso revisó la partitura de Petrushka, redujo la monumental orquesta de la versión original y compuso un final alternativo para la versión de concierto, en la que en vez del acorde Petrushka, la música termina con un fortissimo de toda la orquesta.