Parigi, o cara, La Traviata. Giuseppe Verdi. 1
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Parigi, o cara, La Traviata. Giuseppe Verdi

La Traviata obtuvo un rotundo fracaso cuando se estrenó.

Un rotundo fracaso, eso fue lo que obtuvo La Traviata cuando se estrenó en el teatro de la Fenice en 1853. El público se burló varias veces de la otras-veces-aclamada soprano Fanny Salvini-Donatelli en el papel principal de Violetta, considerando sus treinta y ocho años y su evidente sobrepeso demasiado lastre para representar el papel dramático de un velero, Violetta Valery sumida en la consunción, a punto de naufragar. ¿Y qué decir del baritono, Felice Varesi, que venía de representar papeles protagonistas como Rigoletto y Macbeth y tuvo que representar un secundario, incómodo, molesto, desagradable e interesado papel Giorgio Germont?.

El día después del fracasado estreno, Giusseppe Verdi (1813-1901) escribió a su amigo Muzio su carta más famosa, La Traviata anoche un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El tiempo lo dirá. Y poco tardó el tiempo en contestar porque un año después La Traviata volvió a la ciudad, pero al teatro San Benedetto, y allí triunfó. Desde entonces, esta pieza es una de las más populares del repertorio lírico y parte esencial de la denominada trilogía popular o romántica del autor, Rigoletto, Il Trovatore y La Traviata, su popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio operístico estándar hasta la actualidad, destacando como la número 1 en la lista de las óperas más representadas en todo el mundo.

La Traviata es una obra atípica dentro de la producción de Verdi por su carácter realista, no está basada en tragedias como Macbeth, ni hace referencia a hechos históricos como Nabucco, sino que es un drama psicológico de carácter intimista. Con esta opera, Verdi alcanzó un estilo maduro, mayor hondura en la descripción de los personajes, mayor solidez en las construcciones dramáticas, una orquesta más rica. De hecho, se la considera el eslabón que une el belcantismo de Rossini, Bellini y Donizetti con el verismo y Puccini.

Parigi, o cara trascurre durante el acto III, cuando Violetta está gravemente enferma. Cuando llega Alfredo, enamorados, ambos se funden en un abrazo y anhelan con marcharse de la ciudad -Parigi, o cara, noi lasceremo, Querida, dejaremos París. Un aria cargado de optimismo, aunque se acerca un trágico final. Por en medio, el siempre molesto, incómodo y desagradable Giorgio Germont.