O mio babbino caro es un aria de la ópera Gianni Schicchi con música de Giacomo Puccini y libreto de Giovacchino Forzano. Entre 1884 y 1924, Puccini compuso algunas de las óperas más populares jamás escritas. Gianni Schicchi, es una ópera cómica en un solo acto que, junto con otras dos de corta duración - Il Tabarro y Suor Angelica-, forman parte del famoso Trittico de Puccini, cuando ya se había consagrado con La Bohème, Tosca, Madame Butterfly e incluso con su Spaghetti Western La Fanciulla del West. Para entonces, 1918, nuestro compositor se había acercado al verismo que a fines del siglo XIX impulsaron de forma magistral Ruggero Leoncavallo con Pagliacci y Pietro Mascagni con la Cavalleria Rusticana.
La acción de Gianni Schicchi trascurre en la esplendorosa Florencia del Quattrocento y su libreto, al igual que las otras dos óperas del tríptico, está basado en el Canto XXX del Infierno de Dante. Pasaje ciertamente corto, pero que en el siglo XIV tuvo un comentario anónimo más extenso, del que sacó mucho partido el astuto e ingenioso Giovacchino Forzano. La trama se desenvuelve alrededor de un testamento ya redactado, una suplantación de identidad y un final gracioso y ocurrente. Algo ilícito, mucha hipocresía, algo de celos y tenemos la comedia de enredo perfecta, con algo tan empleado en todos los tiempos.
Alguna vez, alguien dijo de María Callas que su canto asemeja una herida abierta, que sangra entregando sus fuerzas vitales; como si ella fuese la memoria del dolor del mundo. Cualquier cosa cantada por María Callas es maravillosa, pero con O mio babbino caro cantado por Lauretta, nos olvidamos de Rinuccio y hasta de su queridísimo babbino.
O mio babbino caro
Mi piace è bello, bello
Vo' andare in Porta Rossa
a comperar l'anello!
Sì, sì, ci voglio andare!
e se l'amassi indarno,
andrei sul Ponte Vecchio,
ma per buttarmi in Arno!
Mi struggo e mi tormento!
O Dio, vorrei morir!
Babbo, pietà, pietà!
Babbo, pietà, pietà!
Oh mi papaíto querido
Me gusta, es bello, bello
¡Iré a Porta Rossa
a comprar el anillo!
¡Sí, sí, allí quiero ir!
¡Y si le amase en vano,
iría sobre el Ponte Vecchio
pero para arrojarme al Arno!
¡Me angustio y me atormento!
¡Oh Dios, quisiera morir!
¡Papá, piedad, piedad!
¡Papá, piedad, piedad!