En 1808, el director artístico del Teatro imperial de la corte de Viena tuvo la idea de reponer algunas obras de Schiller y Goethe, para las que encargó la música incidental a varios compositores, entre los que se encontraba Beethoven. Éste escogió en primer lugar el Guillermo Tell de Friedrich Schiller pero, finalmente se decidió por la composición de la música para Egmont como muestra de la profunda admiración que profesaba hacia su autor, Johann Wolfgang von Goethe.
El drama de Goethe está basado en un personaje histórico, el Conde de Egmont, aristócrata flamenco miembro del Consejo de Estado de los Paises Bajos que fue condenado a morir decapitado el 5 de junio de 1568 acusado de traicionar al Rey Felipe II de España. Según la imaginación y la pluma de Goethe, la noche anterior a su muerte, el conde soñó que su prometida -que se había suicidado al conocer el destino de su enamorado- portaba la corona de la Victoria, lo que le dio fuerzas para dirigirse con dignidad hacia el cadalso instalado en la Grand Place de Bruselas, desde donde lanzó la última reclamación de independencia para su pueblo, ¡Defended vuestros bienes! Y para salvar lo que os es más querido, morid alegremente, tal como os doy ejemplo yo.
En este drama político protagonizado por Egmont, el Duque de Alba, Guillermo de Orange y Margarita de Parma nos encontramos al Beethoven romántico que expresa el sufrimiento del pueblo ante la injusticia, la lucha del bien contra el mal, de la libertad contra la opresión a través de la muerte del héroe, el precio que debe pagar por la libertad. Una admiración y una muerte prematura que fueron muy populares en Alemania durante el siglo XIX.
La música, compuesta entre 1809 y 1810, constaba originalmente de una obertura, cuatro entreactos, dos Lieder, dos melodramas y una Sinfonía de la victoria final, aunque en la actualidad solamente la obertura se ejecuta en concierto. Egmont se representó por primera vez en Viena con la música de Beethoven a mediados de 1810, y la música pasó inadvertida. Sin embargo, dos años después E.T.A. Hoffmann, en un artículo publicado en el Allgemeine Musikalische Zeitung escribió Beethoven era entre todos los músicos el único capaz de captar la esencia profunda de esta obra a la vez fuerte y delicada.