Giulio Cesare in Egitto es una ópera seria dividida en tres actos de Handel con libreto en italiano de Nicola Francesco Haym. El argumento se desarrolla en la Alejandría del año 48 a.C. y como tema central narra uno de los episodios más románticos –y repetidos en las artes escénicas- de la historia, el amor entre Julio César y Cleopatra; pero también relata la lucha política entre César contra Pompeyo Magno y la lucha dinástica entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIII.
George Frideric Handel fue uno de los primeros compositores que compuso sus obras para satisfacer los gustos del público y no exclusivamente los de la nobleza o los mecenas. Ese es el motivo por el que, a pesar de la complejidad de la trama, el libreto de Julio César en Egipto es bastante sencillo, como sucede en otras muchas ocasiones. Sin embargo, a pesar de la sencillez de los textos, Handel supo dotar a los personajes de una complicada caracterización psicológica, alejada de personajes planos y sin aristas y entre los que existen relaciones complejas. Por supuesto, al gusto de la época, en el estreno los papeles masculinos principales, César, Ptolomeo y Nireno, estaban interpretados por castrati mientras que el histriónico Sesto estaba interpretado por una soprano.
El estreno de Julio César en Egipto tuvo lugar el 20 de febrero de 1724 en el King’s Theatre de Haymarket en Londres y supuso un éxito inmediato, representándose en infinidad de ocasiones durante el siglo XVII. Handel había alcanzado una de sus cimas como compositor. Sin embargo, durante décadas la obra de Handel cayó en el olvido y no fue hasta principios del siglo XX que cobró nueva fuerza, siendo hoy considerada una de sus grandes óperas y una de las que más se representan en el mundo. Con este resurgimiento también llegó una revisión a la partitura y los roles originales escritos para castrati se adaptaron a contratenor.
Non disperar, chi sa?
se al regno non l'avrai,
avrai sorte in amor.
Mirando una beltà
in essa troverai
a consolar un cor.
No desesperes, ¿quién sabe?
En amor tendrás la suerte
que no tienes en reinar.
Mirando una beldad
quizás encontrarás
quien te consuele el corazón.