La ópera en tres actos Samson et Dalila, sobre libreto de Ferdinand Lemaire, se estrenó el 2 de diciembre de 1877 en el Teatro del Gran Duque de Weimar, Alemania. Es la tercera ópera de Camille Saint-Saens (1835-1921), la que le dio fama y la única que se ha mantenido en el repertorio de las trece que escribió. Con razón se la considera la mejor ópera francesa del siglo XIX, pues contiene una notable acción dramática, coros deslumbrantes, una extraordinaria partitura orquestal y, sobre todo, melodías maravillosas.
La obra de Camille Saint-Saens es la más extensa del siglo XIX francés y comprende desde la música sinfónica a la música de cámara y desde la sagrada a la profana. Después de una primera mitad de siglo en la que el gusto del público por la ópera prevalecía sobre cualquier otro género, el gran mérito de Saint-Saens fue devolver el interés por la composición instrumental y sinfónica, sin abandonar en ningún momento la ópera. De este modo Saint-Saëns, un incondicional de los oratorios de Handel y Mendelssohn, preparó la composición de un oratorio sobre el relato bíblico de Sansón y Dalila, aunque pronto su libretista le convenció de sus capacidades dramático-teatrales para convertirla en ópera. Sin embargo, sobre la ópera francesa sobrevolaba la sombra de la influyente presencia de Gluck –el gran reformador-, la Revolución y el Imperio Napoleónico, lo que hizo que el público rechazara la intención de Saint-Saens de llevar un tema bíblico a escena. Ningún teatro de París se interesó por su estreno.
El argumento está basado en el Libro de los Jueces del Antiguo Testamento. El más famoso de ellos, Sansón, tenía una fuerza espiritual y física sobrehumana. Gracias a ella, venció a la tribu de los filisteos, entre los que es acogido por las sacerdotisas del culto de Dagón. Dalila, célebre por su belleza, seduce al héroe para que desvele el secreto de su fuerza que, como todo el mundo sabe, reside en su pelo. Embobado, cegado y rapado, Sansón es llevado y vejado por todos en el templo, donde finalmente, reza a Dios que le devuelve su fuerza para derribar el templo, inmolándose bajo los escombros junto con los filisteos. Una vez más, la dualidad hombre-mujer como símbolo de la lucha entre el bien y el mal.
Shirley Verrett & Jon Vickers representan Mon coeur s'ouvre a ta voix -Mi corazón se abre a tu voz-. Es el momento de la seducción de Dalila y la rendición de un Sansón que sólo logra articular poco más que Je t’aime.
Dalila.
Mon cœur s'ouvre à ta voix
comme s'ouvre les fleurs
Aux baisers de l'aurore!
Mais, ô mon bien-aimé,
pour mieux sécher mes pleurs,
Que ta voix parle encore!
Dis-moi qu'à Dalila
tu reviens pour jamais!
Redis à ma tendresse
Les serments d'autrefois,
ces serments que j'aimais!
Ah! réponds à ma tendresse!
Verse-moi, verse-moi l'ivresse!
Sansón.
Dalila! Dalila! Je t'aime!
Dalila.
Ainsi qu'on voit des blés
les épis onduler
Sous la brise légère,
Ainsi frémit mon cœur,
prêt à se consoler
À ta voix qui m'est chère!
La flèche est moins rapide
à porter le trépas,
Que ne l'est ton amante
à voler dans tes bras!
Ah! réponds à ma tendresse!
Verse-moi l'ivresse!
Sansón.
Par mes baisers
je veux sécher tes larmes
Et de ton cœur éloigner les alarmes.
Dalila! Dalila! Je t'aime!
Dalila.
¡Mi corazón se abre a tu voz
como se abren las flores
a los besos de la aurora!
¡Mas, ¡oh! mi bien amado,
para secar mis lágrimas,
deja que tu voz suene otra vez!
¡Dime que a Dalila
tú regresas para siempre!
¡Recuerda a mi ternura
las promesas de otro tiempo,
los juramentos que tanto amo!
¡Ah! ¡Responde a mi ternura!
¡Vierte sobre mí tu amor!
Sansón.
¡Dalila! ¡Dalila! ¡Te amo!
Dalila.
Del mismo modo que
las espigas de trigo
se ondulan
bajo la brisa ligera,
¡así vibra mi corazón,
consolado por tu amada voz!
La flecha es menos rápida
para llevar la muerte,
¡que tu amada
para llegar a tus brazos!
¡Ah! ¡Responde a mi ternura!
¡Vierte sobre mí tu amor!
Sansón.
Con mis besos
quiero secar tus lágrimas,
y de tu corazón desterrar los temores,
¡Dalila! ¡Dalila! ¡Te amo!