Classical

La Réjouissance y minuetos, Música para los Reales Fuegos de Artificio. George Frideric Handel

El día de estreno en Londres, en la primavera de 1749, como tantos otros, llovió.

El 17 de julio de 1717, el rey Jorge I de Gran Bretaña -sucesor de la última monarca de la casa Estuardo, su prima Ana, y alemán de nacimiento como Handel-, se le antojó darse un paseo en una embarcación de remos por el Támesis, desde Whitehall Palace hasta Chelsea. En su barco le acompañaba toda la corte, y en otro iban no menos de cincuenta músicos que interpretaban las tres suites orquestales que, bajo el título de Música Acuática, había escrito Handel para tan atractivo paseo. Tan encantadora era la música del maestro alemán que el rey ordenó que su música se repitiese al menos tres veces en las mismas circunstancias, días en los que el Támesis se llenó de embarcaciones para presenciar este pomposo y sugerente cortejo con música.

Tan complacida estaba la monarquía de los Hannover con los trabajos de Handel que, treinta años después, el sucesor del rey Jorge I, Jorge II, le encargó otra obra para el lucimiento de la casa alemana de Hannover. Esta vez se trataba de la celebración del tratado de Aquisgrán que puso fin a la Guerra de Sucesión Austríaca que, llamada en España Guerra de la Pragmática Sanción y el Inglaterra Guerra del rey Jorge – tan suyos-, se había iniciado en 1740.

Para tan magna ocasión, el 27 de abril de 1749, los músicos se situaron en un pabellón de quita y pon construido ex profeso en el Green Park londinense por el arquitecto y escenógrafo teatral Servandoni y la música debía sincronizarse con los fuegos artificiales que habían diseñado los boloñeses Ruggieri y Sarti. Era la Música para los Reales Fuegos de Artificio. Sin embargo, la representación era en Londres y aquella noche de la primavera de 1749, como tantas otras, llovió. Los fuegos artificiales fueron un fracaso pero no así la música que los acompañaba, escrita para una gran orquesta de viento y percusión por imposición del rey. Un mes más tarde, con ocasión de su interpretación en el Foundling Hospital, Handel incluyó los violines en la plantilla orquestal de la obra que desde el principio quiso incluir.