Classical

La muerte y la doncella, 3er movimiento. Franz Schubert

Es el cuarteto más popular e interpretado de los quince cuartetos de cuerda de Schubert.

Sin duda, la Muerte es uno de los temas universales de cualquier producción intelectual del ser humano en todas las civilizaciones y culturas. La diosa-pájaro neolítica, transformada en sirena alada minoica, cedió sus alas a los dos hijos de la Noche, Hypnos y Thanatos, el Sueño y la Muerte que hallamos en los vasos ceremoniales griegos. El sueño, la balanza para el pesado de las almas, la rueda de la fortuna que en algunas artes del bien morir se convierte en rueda de tortura para los pecadores, la calavera, las sirenas convertidas en arquetipo de la lujuria o la polilla como indicador del tránsito a otra vida son símbolos universales de la muerte que se convierten en tema iconográfico de moda a partir de las grandes epidemias de Peste Negra del XIV. La muerte es un fenómeno que nos iguala a todos, que puede sobrevenir de forma brusca e inesperada a personas de cualquier edad y condición cortando con su guadaña todos los privilegios de jerarquía y de fortuna. Idea que crítica la vanitas humana, advierte sobre el fin de las glorias mundanas, reprende sobre el cultivo de lo material y lo efímero de la vida terrena, mientras se acentúan las lamentaciones por la belleza que se convierte en podredumbre.

Schubert escribió su Cuarteto nº 14 en re menor D. 810 La muerte y la doncella en marzo de 1824, inmediatamente después de sufrir un grave brote de la enfermedad crónica que padecía y que le llevaría a su prematura muerte. Interpretado públicamente dos años después en una schubertiada en casa de su amigo y cantante Josef Barth, inicialmente Schubert no obtuvo éxito público con su cuarteto y no pudo llegar a ver publicada la obra, editada póstumamente en 1832 por Czerny y divulgada posteriormente por el violinista David Oistrakh. Sin embargo, hoy en día es el cuarteto más popular e interpretado de los quince cuartetos de cuerda de Schubert. La obra debe su nombre al segundo de sus cuatro movimientos, un tema con variaciones en torno a Der Tod und das Mädchen -La muerte y la doncella-, canción que Schubert había compuesto en 1814 sobre un poema que el periodista y poeta alemán Matthias Claudius publicase en 1774 en la revista literaria Göttingen Musenalmanach. El texto está compuesto por dos estrofas, en la primera la joven doncella suplica a la muerte que la deje vivir y en la segunda la muerte le contesta mostrándose como una amiga entre cuyos brazos alcanzará un sueño dulce y placentero.

La Doncella:
¡Vete, ah vete!
¡Vete cruel esqueleto!
¡Soy aún  joven, sé amable y vete!
¡Y no me toques!

La Muerte: 
¡Dame tu mano, dulce y bella criatura!
Soy tu amiga y no vengo a castigarte.
¡Confía en mí!, no soy cruel,
Déjate en mis brazos caer y dormirás plácidamente.

Como siempre, la muerte sale victoriosa, momento central del tercer movimiento donde la Muerte, violinista excepcional, toca una alegre. La idea de la muerte y de la rebeldía causada ante su inoportuna llegada es uno de los temas predilectos del imaginario romántico. Con el argumento que gira alrededor de los sentimientos de la joven moribunda, el también joven compositor, debilitado por la sífilis, deja la impronta de su experiencia personal en el título y el tratamiento de la obra.