Classical

La danza de las furias, Orfeo y Euridice. Christoph W. Gluck

Con Orfeo y Euridice, Gluck reformó la ópera tras los abusos del Barroco.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, siguiendo los modelos impuestos por Alessandro Scarlatti en Italia y Jean-Baptiste Lully en Francia, la ópera había llegado a convertirse en un espectáculo aparatoso, dominado por el virtuosismo de los cantantes, los efectos sorprendente y un lujo extravagante que no hacía más que reflejar la pompa de las cortes absolutistas de toda Europa.

Con el objetivo de reconducir el género lírico, surgió un movimiento reformista encabezado por Christoph Willibald Gluck y el libretista Rainiero Calzabigi. En qué consiste la novedad lo describe el propio Gluck en la partitura de su segunda ópera de reforma, Alceste: Cuando me puse a escribir... resolví en diferir enteramente de todo abuso, introducido tanto por la errónea vanidad de los cantantes como por la exagerada complacencia de los compositores, que han desfigurado sobremanera la ópera italiana y han hecho de los más espléndidos y bellos espectáculos los más ridículos y tediosos entretenimientos.

La primera ópera de la reforma operística postulada por Gluck fue Orfeo y Euridice. El de Orfeo –el hombre enamorado que sucumbe por su propia debilidad- era un mito complejo que el público conocía pero no entendía, hasta que Gluck y Cazalbigi le dieron un tratamiento absolutamente nuevo. Suprimieron episodios y personajes innecesarios, y los tres que quedaron, expresaban sus sentimientos con transparencia, acompañados de una melodía sencilla y continua. Coherente con las ideas racionalistas, el nuevo concepto fue acogido muy favorablemente por el público ilustrado, que fue alejándose de los cánones de la ópera tras los abusos del Barroco.