“La danse macabre”. Camille Saint-Saens. 1
Classical

La danse macabre. Camille Saint-Saens

El día del estreno cosechó un rotundo fracaso.

A partir del siglo XIII y especialmente a raíz las grandes epidemias de Peste Negra del XIV, la Danza de la Muerte se convirtió en un tema iconográfico recurrente en todas las manifestaciones artísticas de laicos y eclesiásticos. El gusto por lo macabro recrea la idea que crítica la vanitas humana, advierte sobre el fin de las glorias mundanas, reprende sobre el cultivo de lo material y lo efímero de la vida terrena.

Una vez codificado, el tema impactante de la muerte se adaptó a múltiples contextos, llegándose a convertir en una imagen de moda y una de las manifestaciones de mayor éxito dentro de ese gusto por lo macabro que se perpetúa hasta hoy día. Al igual que Valdés Leal pintara en el siglo XVII, In ictu oculi – (la vida pasa) En un abrir y cerrar de ojos-, Camile Saint Saens se interesó en la tradición de la danza macabra a través de un poema de Henri Cazalis sobre el que compuso un poema sinfónico con el título de Danza macabra, Op. 40.

Dicen que la madre del compositor, presente el día del estreno en 1875, se desmayó alarmada por la escandalosa reacción del público ante los insólitos sonidos que emitía la orquesta. Actualmente, la Danza Macabra es, junto con el Carnaval de los Animales, una de las obras más populares de Saint Saens. Es posible que en ello tenga algo que ver Franz Liszt, que siempre defendió enérgicamente la obra de su amigo e incluso escribió una versión para piano.