Classical

J'ai perdu mon Eurydice, Orphée et Eurydic. Christoph W. Gluck

Orfeo y Euridice es el trabajo más popular de Gluck y un hito en la historia de la ópera.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, siguiendo los modelos impuestos por Scarlatti en Italia y Lully en Francia, la ópera había llegado a convertirse en un espectáculo aparatoso, dominado por el virtuosismo de los cantantes, los efectos sorprendente y un lujo extravagante que no hacía más que reflejar la pompa de las cortes absolutistas de toda Europa. Con el objetivo de reconducir el género lírico, surgió un movimiento reformista encabezado por Christoph Willibald Gluck y el libretista Rainiero Calzabigi. En qué consiste la novedad lo describe el propio Gluck en la partitura de su segunda ópera de reforma, Alceste: Cuando me puse a escribir... resolví en diferir enteramente de todo abuso, introducido tanto por la errónea vanidad de los cantantes como por la exagerada complacencia de los compositores, que han desfigurado sobremanera la ópera italiana y han hecho de los más espléndidos y bellos espectáculos los más ridículos y tediosos entretenimientos.

La primera ópera de la reforma operística postulada por Gluck fue Orfeo ed Euridice. El de Orfeo es un mito complejo, un relato que el público conocía pero no entendía del todo, hasta que Gluck y Cazalbigi le dieron un tratamiento absolutamente nuevo. Suprimieron episodios y personajes innecesarios, y los tres que quedaron, expresaban sus sentimientos con transparencia y noble simplicidad, acompañados de una melodía sencilla y continua. Coherente con las ideas racionalistas, el nuevo concepto fue acogido muy favorablemente por el público ilustrado, que fue alejándose de los cánones de la ópera italiana tras los abusos del Barroco.

Doce años después de su primer estreno en Viena el 5 de octubre de 1762, Gluck revisó la partitura de Orfeo ed Euridice para su estreno en París, el 2 de agosto de 1774. Con nuevo título en francés, Orphée et Eurydic, Gluck extiende en ella los movimientos, añade otros nuevos, revisa la orquestación y cambia el papel de Orfeo para que fuese interpretado por un tenor porque en París no se admitían Castrati. No es casualidad que las óperas reformistas de Gluck triunfaran en Francia, un país donde se pueden encontrar precedentes de los cambios radicales postulados por Gluck en la tragédie lyrique de Lully o Rameau, una isla dentro del océano de influencia operística italiana y el lugar donde se formó el ideal burgués e ilustrado que llevaría a la Revolución Francesa.