Classical

Invierno, Las Cuatro Estaciones, Largo. Antonio Vivaldi

Una obra universal que permaneció oculta al público hasta 1950.

Los conciertos más interesantes para violín de Antonio Vivaldi son aquellos que el compositor reunió en las cuatro colecciones tituladas La cetra, La stravaganza, L’estro armonico y Il cimento dell’armonia e dell’invenzione, en la que se encuentra sus famosísimas Cuatro Estaciones. Con este último título, traducido como El enfrentamiento entre la armonía y la invención, Vivaldi manifestaba su intención de hallar un equilibrio entre la armonía -las reglas de la estructura musical- y la invención -la libre expresión creativa-. Armonía e Invención, Razón frente a Imaginación, Conciertos profanos escritos por un cura que desde su ordenación sólo tardó un año en renunciar a celebrar misa a consecuencia de una stretezza di petto. Enfermedad que en absoluto le impidió tocar el violín con desenfreno, dirigir conciertos, realizar numerosos viajes, tener un extraordinario olfato para los negocios o mantener una estrecha relación con la primadonna Anna Giró. Nada más y nada menos que pruebas de la riqueza cultural de una ciudad en decadencia acostumbrada a contrastes de todo tipo.

Los conciertos de esta serie son doce, y los cuatro primeros son los famosos conciertos conocidos como Las cuatro estaciones, los conciertos para violín más conocidos de Vivaldi y los más famosos del mundo, pero que fueron desconocidos por el público hasta 1950. Además, aunque parezca increíble, no se representaron públicamente entre el siglo XVIII y 1921, quedaron en el olvido durante 200 años. Son muy atractivos y sugerentes, y representan lo mejor de la música programática barroca, época en la que los compositores frecuentemente recurrían al simbolismo musical y a las imitaciones de la naturaleza. Pero lo de Vivaldi va más allá de una simple descripción de la naturaleza, pues no la imita, sino que intenta captar -y capta- los sentimientos e impresiones que nos produce. Cada concierto está precedido por un soneto –de autoría desconocida, aunque se intuye que pudieron ser escritos por el propio compositor- que describe con precisión una serie de imágenes, paisajes, sonidos y sentimientos asociados con distintos momentos de cada una de las cuatro estaciones.

En los cuatro conciertos que forman Las cuatro estaciones, Vivaldi sigue el modelo del concierto barroco típico a la italiana, en el que dos movimientos rápidos enmarcan a un movimiento lento, el movimiento que hoy os traemos interpretado por Cynthia Freivogel & Voices of Music.

Temblar helado entre las nieves frías
al severo soplar de hórrido viento,
correr golpeando el pié cada momento;
de tal frió trinar dientes y encinas.

Pasar al fuego alegres, quietos días
mientras la lluvia fuera baña a ciento;
caminar sobre hielo a paso lento
por temor a caer sin energías.
 
Fuerte andar, resbalar, caer a tierra,
de nuevo sobre el hielo ir a zancadas
hasta que el hielo se abra en la porfía.
 
Oír aullar tras puertas bien cerradas
Siroco, Bóreas, todo viento en guerra.
Esto es invierno, y cuánto da alegría.