Classical

In Darkness Let Me Dwell. John Dowland

Es posible que un estado de insatisfacción permanente se proyectase en sus canciones.

De John Dowland se pueden asegurar dos cosas, la primera es que de su infancia se sabe tan poco que aún existen dudas de dónde nació, en Londres o en Dublín, y en qué año, 1562 o 1563. La otra es que desde muy joven comenzó a viajar por Europa, primero a París, donde estuvo al servicio del embajador inglés, Sir Henry Cobham, y después a Venecia y Florencia, donde pudo conocer el intenso desarrollo que se estaba produciendo en Italia entorno al laúd. mientras servía al duque de Brunswick. También estuvo en Dinamarca, como laudista del rey Cristian IV. La incógnita es cómo alguien considerado el compositor de música instrumental más innovador que dio la Inglaterra de su época y uno de los laudistas de mayor talento de toda Europa no pudo conseguir el puesto al que aspiraba como laudista en la corte inglesa.

Se desconoce con seguridad cuales fueron los motivos, pero una de las hipótesis barajadas es la de su incapacidad como católico de conseguir un trabajo con las Leyes de Uniformidad y de Recusantes vigentes en la corte protestante de Isabel I. Aunque esta hipótesis no deja a todo el mundo satisfecho y muchos piensen que tal exilio fue producto de su mal carácter genético, es posible que un posible destierro marcara su vida para siempre, una vida de desarraigo y frustración gobernada por un estado de ánimo de insatisfacción permanente y altibajos emocionales que se habrían proyectado en sus bellísimas aunque tristes canciones.

Aunque también compuso música religiosa, a Dowland la fama le vino por sus piezas para viola da gamba y sobre todo laúd, que generalmente acompañaba a cada una de esas canciones suyas, verdaderos poemas propensos a la melancolía. Sus continuos viajes por Europa fueron determinantes para que su obra se difundiera con rapidez, haciéndose muy populares, un proceso al que también contribuyeron sus numerosas publicaciones.

A pesar del tiempo y la evolución de los estilos, la buena música siempre estará de actualidad y será fuente inagotable de inspiración para los verdaderos artistas. Como Sting que en el año 2006 grabó, acompañado por el laudista Edin Karamazov, Songs From The Labyrinth, un disco con canciones para laúd de John Dowland. En ella se incluye In darkness let me dwell, una entre las ochenta canciones de su autor y posiblemente la que mejor describa su vida y sus emociones. La mejor forma para conocer desde el presente la obra del compositor inglés.

In darkness let me dwell; the ground shall sorrow be,
The roof despair, to bar all cheerful light from me;
The walls of marble black, that moist'ned still shall weep;
My music, hellish jarring sounds, to banish friendly sleep.

Thus, wedded to my woes, and bedded in my tomb,
O let me living die, till death doth come, till death doth come.
My dainties grief shall be, and tears my poison'd wine,
My sighs the air, through which my panting heart shall pine:

My robes my mind shall suit exceeding blackest night,
My study shall be tragic thoughts, sad fancy to delight.
Pale ghosts and frightful shades shall my acquaintance be:
O thus, my hapless joy, I haste to thee, I haste to thee.