Tarquinio Merula nació en 1595 en Busseto, y vive la mayor parte de su vida en el triángulo formado por Cremona, Lodi y Bérgamo, excepto durante un periodo de cinco años (1624-1628) en el que estuvo sirviendo al rey Segismundo III Vasa de Polonia en Varsovia.
Su constante ir y venir entre esas tres ciudades del norte de Italia no es fruto de la casualidad, sino de su intratable personalidad. Cuando Alessandro Grandi falleció como consecuencia de la epidemia de Peste Negra que asoló Italia en 1630, Merula le sucedió al frente de la Capilla de Santa Maria la Mayor de Bérgamo. Pero en 1632 es despedido por indecencia manifestada hacia varios de sus pupilos. Cominza entonces un pleito reclamando el salario al que según él tenía derecho, juicio que no tarda mucho en perder. Al año siguiente de iniciado, sin salario y obligado a pedir una disculpa al cuerpo gobernante de Santa María Maggiore, se marcha a Cremona, donde reclama su antiguo puesto en la Cappella de las Laudi della Madonna, himnos de alabanza marianas que se celebraban los sábados y las vigilias de las festividades relacionadas con la Virgen María.
Tampoco tardó mucho en manifestar su carácter falto de empatía, dejando el puesto cargo por discrepancias sobre cuestiones económicas en 1635. Tres años después, vuelve a Bérgamo como maestro de capilla de la Catedral. La Catedral de Bérgamo se encuentra situada al lado de Santa María la Mayor, por lo que era habitual el intercambio de músicos entre las dos iglesias. Un tránsito que, en Bérgamo como en otras muchas ciudades, se realizaba con normalidad, hasta que Merula -quizás recordando aquella antigua controversia de 1632- provoca que le prohíban dirigir a los músicos de Santa María. Una vez más, vuelve a Cremona, donde definitivamente mantendrá los cargos de de organista de la catedral y de organista y maestro di capella de las Laudi della Madonna.
Con Tarquinio Merula sucede algo que no sería la primera ni la ultima vez que sucede en la historia del arte, la del artista hosco de personalidad intratable que si embargo refleja en sus obras un alto grado de sensibilidad Creadores de poemas que utilizan los tópicos universales del amor y el desamor, la métrica, y las figuras retóricas de la lírica petrarquista, versos en los que se movilizan los sentimientos. Como Folle è ben che si crede, cuya letra, interpretada por Jennifer Kampani con música del grupo norteamericano Voices of Music, dice:
Loco es aquel que crea
que con dulces promesas de amor
o feroces y terribles amenazas
consiga alejarme de mi bello ídolo,
que cambie de opinión
quien espere que mi corazón prisionero
goce de libertad.
Que hable quien quiera, que hable quien sepa.
Que otros por celos,
lancen impías llamas de su pecho
y la furia Megera vierta su veneno
para que quiebre la fe en mi amada.
Aunque la muerte me arrebate la vida
nunca será verdad que se disuelva
ese preciado lazo que me ha hecho preso.
Que hable quien quiera, que hable quien sepa.
Ya tendré momento y lugar
para desahogar mis penas de amor
y clamar, de mi amado bien
y de mi ardiente corazón, el fuego oculto.
Y entre las sombras y el misterio
de los esplendores nocturnos
mi preciado secreto se esconderá.
Que hable quien quiera, que hable quien sepa.