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Dios salve al Zar!. Alekséi Lvov

Desde la llegada de Nicolás I al trono de Rusia comenzó a configurarse el moderno nacionalismo ruso, ortodoxo e imperial.

Durante las campañas contra Napoleón iniciadas en 1812, los oficiales del ejército del zar Alejandro I, el hombre que había conducido a sus ejércitos desde Moscú a París, se habían familiarizado con muchas ideas reformistas europeas. Algunos oficiales comenzaron a soñar con una monarquía constitucional, otros con una república, y muchos con la emancipación de los siervos. Pero al morir Alejandro I en 1825, el nuevo zar Nicolás I respondió con el reinado más autócrata y despótico de la historia moderna rusa, un periodo abominable de gobierno que se prolongó durante 30 años de inmovilismo y reacción que tuvo sus momentos más representativos tras la represión del levantamiento liberal Decembrista de 1825 y la represión de la insurrección polaca de 1830.

En 1833 el ministro de Educación y Presidente de la Academia de Ciencias de Rusia conde Serguéi Uvárov escribía que los orígenes de la nación rusa son el cristianismo ortodoxo, la autocracia y la nacionalidad frente a las amenazas liberales occidentales. El campesinado redimido de Dostoyevski, para el que lo que necesitaba Rusia era más Rusia, no más Occidente- era la clave para que el alma de Rusia nacida de la soledad histórica y la inmensidad de su territorio, fuera reserva y guia de la civilización. Rusia era pobre, pero orgullosa, libre, pero por fin jerárquica, ortodoxa y eslava. Tradicionalismo que combinaba la autocracia política, la identidad religiosa y el modelo de representación feudal del Zemski Sobor, la Asamblea de la Tierra.De este modo, en plena época del romanticismo cultural y político, comenzó a articularse un movimiento nacionalista paneslavo que pretendía recuperar las esencias de la identidad social y cultural rusa.

El mismo año el gobierno le pidió al poeta Vasili Zhukovski que escribiera una nueva letra para una composición musical del príncipe y compositor Alekséi Fiódorovich Lvov llamada La plegaria del pueblo ruso, conocida popularmente como Dios salve al zar. La canción, de enorme similitud con un himno religioso antiguo, fue bien recibida por Nicolás I, quien decidió que sustituyera al Molitva rússkij, himno nacional adoptado alrededor de 1815 con letra del propio Zhukovski utilizada para la música del liberal y peligroso God Save the King británico.

Desde los tiempos del viejo Zarato, el imaginario colectivo del pueblo ruso tenía una misión histórica, una pretensión geopolítica imperial que pasó al Imperio de los Romanov, a la Unión Soviética y a la Federación rusa de hoy. Si piensan lo contrario, vean como se levantan al oír ¡Dios salve al Zar! los rusos de hoy:

¡Dios salve al Zar!
Fuerte, Soberano,
¡Gobierna para nuestra gloria!
Gobierna para terror de los enemigos,
¡Zar Ortodoxo!
¡Dios salve al Zar!