Classical

Danzas Fantásticas, Orgía. Joaquín Turina

Un conjunto de tres danzas contemporáneas de una de sus obras más importantes, La Sinfonía sevillana.

Entre 1905 y 1913, Joaquín Turina estudió en París, donde conoció a Manuel de Falla y a Isaac Albéniz. El encuentro con ambos hizo que definitivamente se decidiese a componer música con un característico sabor español, no sólo en el lenguaje musical utilizado, sino en la mayoría de los títulos de sus composiciones, Sinfonía sevillana, Canto a Sevilla, Jardines de Andalucía, La procesión del rocío, Mujeres españolas, Escena andaluza, Homenaje a Lope de Vega, La oración del torero, Sevilla, Cuentos de España, Verbena madrileña, Mallorca, El castillo de Almodóvar, La leyenda de la Giralda...

Como es lógico, en París asimiló varios elementos de la música francesa, sobre todo, a través de su maestro Vincent D’Indy. No obstante, a su regreso, abandonó cualquier influencia afrancesada para centrarse en el espíritu de la música popular española, aunque integrando pinceladas impresionistas y románticas, que dieron a su lenguaje musical una dimensión más rica y amplia y lo apartaron del puro folklorismo. Estilo que lo acercaba al nacionalismo musical español, en especial a través del flamenco que desde pequeño había oído en su Sevilla natal.

En 1920, Joaquín Turina comenzó a componer sus Danzas fantásticas, música para tres danzas en las que explora diversos aspectos de la danza andaluza. Como comentario a cada una, Turina describió con un breve texto del poeta José Más la intención que tenía para cada una de ellas. En el caso de la pieza que nos ocupa hoy, Orgía, El perfume de las flores, mezclado con la fragancia de la manzanilla y el aroma de un vino espléndido, era como un incienso que inspiraba al gozo.