A pesar de que formalmente es un compositor postromántico de carácter internacional , toda la obra de Dvorak tiene un marcado aire de inspiración nacionalista. A través del uso de melodías, ritmos y armonías inspirados en la música folklórica, su música llama a la acción, al combate, a la independencia, tanto de la tierra – en su caso Bohemia- como de la tiranía ejercida por la música romántica alemana. Un sentimiento de identidad colectiva nacido hace mucho tiempo y que se materializó al estallar la sublevación de Praga de 1848 contra el imperio de los Habsburgo.
Treinta años después de aquella revolución sofocada, Antonín Dvorak era un compositor consagrado, respaldado por músicos de la talla de Brahms. Fue precisamente este compositor alemán el que le presentó al prestigioso editor musical Simrock, que tuvo a bien encargar a Dvorak un grupo de ocho piezas que, bajo el título de Danzas Eslavas opus 46, renovaría el éxito obtenido hacía algunos años con las Danzas de Brahms. Como fueron muy bien acogidas, años después decidieron repetir con la ampliación a otro grupo de ocho piezas que denominaron Danzas Eslavas opus 72. Ambos opus fueron escritos originalmente para piano, aunque el propio compositor checo hizo los arreglos necesarios para adaptarlas a su versión orquestal.
En esta ocasión os proponemos disfrutar con la Danza Eslava nº 2 opus 46, de nombre vernáculo Dumka, con un concierto de la Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Wolfgang Sawallisch.