Antonín Dvorak
Classical

Concierto para violín y orquesta opus 53. Antonín Dvorak

El Concierto para violín y orquesta de Dvorak fue uno de los más interpretados a finales del siglo XIX.

Antonín Dvorak había estudiado violín e incluso lo había tocado profesionalmente como medio de subsistencia, por lo que le alagó que, en enero de 1879, el famoso editor musical Simrock se dirigiera precisamente a él para pedirle encarecidamente que le escribiera un original concierto para violín.

Inmediatamente se puso a componer, teniéndolo terminado antes de finales del mismo año. Se lo dedicó al eminente profesor, director de orquesta y compositor Joseph Joachim, al que conocía y admiraba y porque necesitaba saber su opinión, ya que anteriormente había aconsejado también a Brahms y Bruch en sus conciertos para violín. En un principio, Joachim se pronunció satisfactoriamente sobre la obra que Dvorak le había enviado, pero pronto comenzó a insinuar cambios importantes que afectaban a la propia estructura y orquestación del concierto. A pesar de lo humillante que supuso plegarse a los deseos del maestro, Dvorak rehízo casi todo el concierto contando con las rectificaciones propuestas por Joachim para aligerarlo, pues era algo difícil de tocar. Después de tras años de críticas a su concierto por parte de Joachim como de Simrock, Dvorak decidió que se publicara como él lo había concebido. Joachim jamás interpretó ni volvió a pronunciar una sola palabra sobre el concierto para violín de Dvorak.

Finalmente, el Concierto en la menor, opus 53 para violín y orquesta de Dvorak, se estrenó el 14 de octubre de 1883 en el Teatro Nacional de Praga. Su posterior estreno en Viena y Londres hicieron que el concierto para violín de Dvorak fuera uno de los más interpretados a finales del siglo XIX, superando en número de interpretaciones al del propio Johannes Brahms, algo más difícil de tocar y, sobre todo, de entender por el gran público. A pesar de los esfuerzos realizados por el maestro.

La estructura del concierto es la clásica de tres movimientos rápido-lento-rápido. Os proponemos que oigáis el tercero y último movimiento, Allegro giocoso ma non troppo, en el que el elemento nacionalista tan característico en Dvorak se muestra en todo su esplendor, recurriendo a dos formas típicas del folklore tradicional checo, la doumka, -un canto-, y la furiant -una danza-.