Johann Sebastian Bach (1685-1750) es el genio indiscutible de la música barroca. Nacido en una familia de larga tradición musical que desempeñaron un papel determinante en la música alemana durante cerca de dos siglos, Johann Sebastian, al contrario que algunos de sus contemporáneos, apenas viajó más allá de unas cuantas ciudades del norte y este de la actual Alemania, aunque ello no impidió que estuviese perfectamente al tanto de la música que se componía en la Europa de la primera mitad del siglo XVIII.
Nunca sabremos con certeza cuántas obras de Bach se han perdido con los años, pero catalogadas en la actualidad hay más de 1000 que abarcan todos los géneros musicales, tanto sacras como profanas. Que su vida profesional estuviese muy ligada a varias instituciones religiosas no significa que no prestase atención a obras seculares, componiendo cánones, sinfonías y suites orquestales, conciertos para instrumentos solistas y orquesta, sonatas para instrumentos solistas o con bajo continuo, o para trío, suites y partitas para instrumento solo, fugas, obras teóricas especulativas, preludios, tocatas, fantasías, ejercicios para pedal de órgano, pasacalles, canciones, arias, pastorales, corales, dúos, invenciones y caprichos.
En su producción profana son especialmente relevantes los seis años en los que el maestro de Leipzig trabajó en la corte del príncipe Leopoldo en Anhalt-Cöthen. Allí, desde 1717, Bach dispuso de una valiosa orquesta con un brillante primer violín, Joseph Spiess, para el que se supone que Bach compuso –además de sus famosos conciertos brandemburgueses- los tres conciertos para violín que se conservan, los catalogados como BWV 1041, BWV 1042 y BWV 1043. La distribución de estos tres conciertos es la típica italiana, tres movimientos rápido-lento-rápido para un acompañamiento de dos violines, viola, violoncelo y continuo en los tres.
Su Concierto para violín BWV 1042 en Mi mayor de Johann Sebastian Bach, que después utilizaría como modelo para su Concierto para clavecín BWV 1054, está considerado como una de las obras maestras del género. El primer movimiento, allegro, de expresión enérgica, es expuesto por una orquesta a la que sigue el solista, alternando en ritornello.