Classical

Concierto para piano nº 1, op. 26, Adagio. Max Bruch

La obra tuvo tanto éxito que el compositor estuvo a punto de prohibirla porque impedía que sus otros dos conciertos para violín se interpretasen.

...en la esquina de la vía Toledo, en Castellamare, en Posilippo, ya están todos allí, dispuestos para empezar a tocar, en cuanto me dejo ver, mi primer Concierto. ¡Que el diablo se los lleve a todos! ¡Como si no hubiera escrito otros conciertos igual de buenos!.

El 24 de noviembre de 1903, desde Nápoles, Max Bruch escribió una carta a su familia en la que expresaba enojado lo que actualmente es una realidad, que su nombre está asociado casi exclusivamente a su Concierto para violín nº1, única obra –y en menor medida, la Fantasía escocesa- por la que el gran público conoce a este compositor nacido en Colonia en 1838 y lo salva del olvido. Sin embargo, Bruch escribió durante toda su prolongada vida un importante catálogo de obras que incluye música sinfónica, sacra y de cámara, además de óperas, lieder y un gran número de piezas para coro. Además fue ilustre profesor de composición en la Hochschule für Musik de Berlín y doctor honoris causa por las Universidades de Cambridge y Berlín, además de un afamado director de orquesta.

Compuesto entre 1864 y 1866, es habitual que el Concierto para violín nº1 de Bruch aparezca en las grabaciones junto al Concierto en mi menor, op. 64 de Félix Mendelssohn, puesto que ambos conciertos cuentan con una estructura muy similar. El hecho de que Bruch no fuera violinista hace pensar que tomó como modelo a Mendelssohn. La versión de la partitura que hoy se interpreta, de 1868, fue revisada definitivamente por el legendario violinista Joseph Joachim, dedicatario de la obra. Bruch nunca supo adaptarse a los cambios que se producían a su alrededor, componiendo de una forma que ya no se hacía. Sin embargo, el concierto tuvo tanto éxito que su autor estuvo a punto de prohibir su interpretación bajo el argumento que impedía que sus otros dos conciertos para violín se interpretasen.

Con una melodía aparentemente sencilla, intimista y maravillosa, os dejamos con el Adagio del Concierto para violín nº1 de Max Bruch, una de las más bellas piezas del repertorio para violín y, junto a los de Brahms y Beethoven, una de las más populares del repertorio romántico alemán. Para la ocasión, hemos seleccionado esta interpretación de la violinista holandesa Janine Jansen y una complaciente orquesta muy a gusto en su papel secundario. Algo larga, pero creemos que merece la pena.