A finales del siglo XVII se empezó a distinguir entre dos géneros de música instrumental, la música de cámara y la música orquestal, una innovación que rápidamente se propagó por Italia de la mano de los dos grandes músicos del género concertista, Arcangelo Corelli y Antonio Vivaldi. Corelli fue uno de los compositores de música instrumental más importantes de su tiempo y también uno de los mejor pagados. Casi toda su vida la pasó en Roma bajo la protección de aristócratas como la Reina Cristina de Suecia –que convertida al catolicismo se había instalado en la Ciudad Eterna- y por príncipes de la iglesia como el Cardenal Pietro Ottoboni. Dirigió la Academia de Música compuesta por 150 instrumentistas y fue el fundador de la Escuela de Roma, la primera gran escuela de violín reconocida en la historia de la música, que lo convirtió en el profesor de música más eminente de su tiempo. Su posición prominente en la vida musical de Roma durante cuarenta años le proporcionó una gran fortuna, y su muerte su trabajo no cayó en el olvido, pues compositores como Bach le estudiaron buscando inspiración. A pesar de dejarnos una obra sorprendentemente limitada, podemos decir sin temor a equivocarnos que Corelli es la figura más relevante del Barroco italiano, con permiso de Vivaldi.
En 1708, Corelli se retiró de la vida pública para centrarse en la composición de sus Concerti Grossi Op. 6, conciertos que se consideran el paradigma de un género que se encuentra a caballo entre el concierto para instrumento solista y lo que más tarde sería la sinfonía. En los Concerti Grossi la escritura está destinada a ser interpretada por dos bloques dentro de la orquesta, disposición que refleja el status de los músicos de cada grupos. Por un lado estaba un conjunto pequeño llamado concertino, integrado por dos violines y un violonchelo profesionales. Por otro estaba el grosso, también llamado ripieno por ser esta su función –de relleno-. Este último grupo lo formaba un conjunto indeterminado de músicos cuyo número dependía de cuestiones prácticas como la importancia del evento o el tamaño de la habitación donde tocaban. Cuando lo hacían, ambos grupos se encontraban en un permanente diálogo, fresco, improvisado y a veces atrevido, consiguiendo los efectos de contrastes y claroscuros que entendemos por Barroco, cualidades que fueron la clave de su éxito en todo el continente europeo.
Probablemente, el más popular de los doce Concerti Grossi que escribió Corelli sea el magistral Concerto grosso en Sol menor Op. 6 número 8 Fatto per la notte di Natale que en el video que hoy os invitamos a ver interpreta, con instrumentos originales de la época, Voices of Music, el grupo de música antigua más popular de los Estados Unidos. Fue compuesto a petición de su mecenas el cardenal Pietro Ottoboni, y estrenado hacia 1690 en el Vaticano, aunque no fue publicado hasta 1714, después de fallecido su autor, en una edición revisada dedicada al elector palatino Johann Wilhelm.