Classical

Clair de lune. Gabriel Fauré

Sus refinadas melodías lo convirtieron en el compositor prototipo de la canción francesa de su época.

Gabriel Fauré es una de las figuras más importantes de la música francesa. Fue el más influyente y avanzado de los compositores de su generación y, junto a Debussy y Ravel, uno de los más prolíficos autores de canciones, piezas que no dejaría de componer desde los seis años hasta su muerte en 1925, contribuyendo a situar a la canción francesa en el primer nivel del panorama europeo.

De carácter reservado, esquivo y solitario, Fauré carecía del virtuosismo y la afectación de otros compositores, pero personificaba a la perfección al artista sensitivo y sereno, capaz de componer con una sencillez aristocrática tal que sería inmediatamente entendido por cualquiera por su delicadeza, alguien que seducía con sus refinamientos melódicos. Por eso, la magia de Fauré se encuentra allí donde podía desarrollar las formas más intimas de expresión, la música de cámara, el piano y la canción.

En sus canciones, Fauré se limitaba a poner música a textos de distintos poetas. Por ejemplo, con textos de Leconte de Lisle dedicados al amor compuso Nell, Les roses d’Ispahan y Lydia; con uno de Victor Hugo concibió Dans les ruines d’une abbaye. Aprés un rêve, sobre un texto del poeta y profesor de canto Romain Bussine, adaptado de un antiguo poema toscano anónimo. Y sobre sendos poemas de Paul Verlaine concibió Mandoline y Clair de lune, una de sus canciones más conocidas y ahora interpretada por la mezzosoprano Amanda Russo acompañada al piano por Kimberly Carballo.