Classical

Che puro ciel, Orfeo y Euridice. Christoph W. Gluck

Fue la primera ópera reformada que escribió Gluck.

Orfeo es el paradigma del hombre enamorado que sucumbe por su propia debilidad y, al mismo tiempo, el del héroe que desciende a los infiernos con la intención de rescatar a su amada o quedarse eternamente con ella. Alguien al que admiramos y que no debe morir jamás. Por eso, hace tiempo que el mito de Orfeo se instaló  en el subconsciente colectivo de la humanidad, consiguiendo mantenerse vivo siendo la fuente de inspiración para muchos compositores, como Monteverdi, Gluck, Charpentier, Pergolesi, Telemann, Haydn, Rossini, Berlioz, Listz, Offenbach o Stravinsky, por citar los más conocidos.

Orfeo y Eurídice fue la primera ópera que contenía todos los puntos de la reforma operística que proponía Christoph Willibald Gluck (1714-1787) en colaboración con el libretista Cazalbigi. El mito de Orfeo es un tema complejo, que el público conocía pero difícilmente entendía, por lo que Gluck y Cazalbigi le dan un tratamiento musical y de escena absolutamente nuevo. Suprimen episodios y personajes innecesarios, quedando la ópera mucho más clara y cercana que en las versiones anteriores, y, sobre todo, los personajes principales, reducidos a tres, expresan sus sentimientos, alejados del lastre a los que los tenía sometidos los convencionalismos de óperas italianas serias que había triunfado hasta entonces.

Che puro ciel…che chiaro sol es la escena 2ª del Acto II, en el que un Orfeo lleno de incertidumbre, manifiesta sus sucesivos estados de ánimo mediante los cambios de tonalidad de su voz y el acompañamiento de la orquesta. Finalmente, el coro, elemento que la reforma de Gluck hace primordial para dar a la obra un tratamiento musical continuo, entra para anunciar a Orfeo la llegada de Eurídice.