Si estás pensando en hacer una escapadita breve de dos días o tres, considera el hotel Hilton Sa Torre Mallorca. Tiene todo lo que necesitas para ponerte a tono y empezar con fuerzas el nuevo curso. Aunque está situado en el interior, las playas quedan a un tiro de piedra. Y ya verás cómo, una vez que te instales, estarás tan relajado y tan bien atendido que no necesitarás nada de fuera.
Se trata de una casona del siglo XIV, restaurada, provista de un patio y un torreón, y rodeada por una espectacular finca por la que da gusto pasear. En ella se levantan un molino y una capilla; ambos, también restaurados, ofrecen muchas posibilidades. El espacio en torno al molino, por ejemplo, se usa como zona chill out y en la capilla que no está consagrada, se celebran todo tipo de actos desde bodas civiles a eventos empresariales. Los jardines que rodean estas instalaciones conservan la vegetación autóctona como la lavanda (cuyo perfume lo impregna todo) o los naranjos. El hotel cuenta con dos piscinas exteriores (una climatizada), dos canchas de tenis y un campo de fútbol.
En el interior se ha respetado la antigua distribución de la casa y también se han conservado algunas piezas del mobiliario original. El resto procede de anticuarios de la zona. La responsable del interiorismo, Mercedes González López de Carrizosa, ha conseguido que el Sa rezume el encanto rústico de la actividad agrícola que una vez albergó, sin renunciar al confort que proporcionan la tecnología y la decoración moderna. Las habitaciones, de distintas categorías, son todas fabulosas y ofrecen al huésped silencio y comodidad.
El Pure Spa es todo un descubrimiento. La piscina, provista de asientos de burbujas, cuello de cisne y cascadas, y el circuito de agua con sauna, ducha de sensaciones, fuente de hielo, aquadom y reflexología podal, son muy tentadores, incluso, para los más reacios, los hombres, a quienes van destinados buena parte de sus tratamientos de cabina. Realizan varios protocolos con ingredientes naturales cogidos por ellos mismos en la finca, como la lavanda o el romero y personalizan al máximo los procedimientos, averiguando, mediante un cuestionario, las necesidades del cliente. Al frente del spa se encuentra Javier Suárez que ha formado un equipo de terapeutas que saben llegar al alma tocando los músculos.
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