Es una delicia adentrarse en las profundidades del W, un hotel que por sí mismo ya justifica la escapada a Barcelona y abandonarse a los cuidados de los expertos de Bliss Spa, el único que la firma norteamericana tiene en España.
Sus tratamientos faciales, la categoría de sus protoclos, el expertisse de su personal (que, además, es encantador), la calidad de su cosmética de culto, las confortables instalaciones, el olor, los colores, el silencio... Lo más parecido a un centro de estética neoyorquino que uno se pueda echar a la cara... y al cuerpo.
No se pierda en la carta de tratamientos y déjese asesorar por sus profesionales. El tiempo que gane podrá invertirlo en la maravillosa zona de aguas. Antes de marcharse, no olvide disfrutar de su tentempié (¡queso y aceitunas!) y de pasarse por la boutique a hacer aprovisionamiento de fórmulas para mantener los resultados hasta que vuelva otra vez.
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