Viajar

Pasado de historia indiana

En la frontera entre Lugo y Asturias, nuestra vista detecta algo diferente entre el verde paisaje: un hórreo azul.

En la frontera entre Lugo y Asturias, al pasar por Vilela, nuestra vista detecta algo diferente mezclado entre el verde paisaje: un hórreo azul. Es el hórreo de Casa Doñano, un hotelito con encanto del sello Rusticae que bajo una apariencia de casona gallega esconde mucho más de lo que cuenta. Cuando te alojas en Casa Doñano, en pleno siglo XXI, tienes que saber que en realidad formas parte de una historia que arrancó mucho antes. En el siglo XIX, un joven de apenas 14 años llamado Jesús Millares parte hacia Cuba en busca de mejor fortuna. Son los llamados popularmente “indianos”, emigrantes españoles a América.

A su regreso a la aldea de Vilela decide utilizar sus ganancias en construir una gran casa acompañado por ‘la mulata’, motivo de escándalo y rubor entre los lugareños. En ese momento ya no es Jesús, es ‘Don Jesús’ que por sus viajes a Cuba una vez al año, recibe el mote de “Don Año”, origen del nombre actual. Falleció sin descendencia en La Habana, dejando a su pareja y parientes como propietarios, que con la llegada de  las guerras y los tiempos difíciles terminan vendiendo la casa. Ahora, son las paredes de piedra, sus vigas de madera traída de América y la inspiración caribeña las responsables de recordarnos la historia de Don Jesús, que a través de María Rosa, su actual propietaria, sigue llenando cada rincón de la casa.

Con este pasado, no es extraño que las estancias en Casa Doñano hablen más de las emociones que de otra cosa. Cada una de sus nueve habitaciones tiene una personalidad distinta pero merece especial mención el jardín, de un verde cada día más intenso y 4.000m2 de extensión. Cuando el tiempo acompaña, es un lujo leer o simplemente contemplar el paisaje en una cómoda butaca. Cuando el tiempo nos empuja al interior de la casa, sus salones invitan a la tertulia y siesta.

Pero la vida de Casa Doñano no sería la misma sin unos alrededores tan ricos en actividades. Los cinco sentidos se estimulan en las calles de Vilela, en paseos cortos y largos por la playa (está muy cerquita de la Playa de las Catedrales), visitas a Ribadeo, rutas en lancha por la Ría de Eo,… Para los peregrinos de la Ruta del Norte del Camino de Santiago, Casa Doñano es una parada innegable para descansar, sobre todo para reponer fuerzas a través de su gastronomía. Es muy especial también conocer la artesanía y los tradicionales oficios de la región a través de los talleres de alfarería, redes, encaje, restauración o flores secas. Así, nos convertiremos en unos artesanos de los de antes, de los que practicaron con Don Jesús su ejercicio favorito: conversar.