Sainte-Anne-Beach
Viajar

Nos echaron del Edén

Un arrecife de coral, un mar turquesa, un atolón; una pizca de trópico, su calor, un archipiélago.

En días de invierno apetece un arrecife de coral, un mar turquesa, un atolón; una pizca de trópico, su calor, un archipiélago.

Es cuando más frío hace ahí fuera, cuando las tardes son cortas y la noche llega rápido; cuando bufandas, gorros y lanas se adueñan del armario ocupándolo todo, cuando escondemos nuestro cuerpo debajo de dos mil capas, cuando apenas recordamos como era eso del calor, es, digo, cuando más se desea estar allí. En ese lugar remoto dónde cuentan que están las playas más hermosas de la tierra.

Y si además está en mitad del Océano Indico, como Seychelles, no cuesta nada imaginar como sería pasar un fin de año con encanto en una de las 29 villas privadas con piscina de un santuario natural tan espectacular como el Sainte Anne; un resort 5* Lujo, ubicado en la isla privada que le da nombre, y rodeado de buganvillas, franchipanes, hibiscos y palmeras.

La oferta del resort es muy generosa: Senderismo, trekking y rutas botánicas para conocer la característica flora de Seychelles; submarinismo en el parque marino más bello del Indico; paseos en canoa con fondo de cristal para disfrutar la sinfonía de color que ofrecen sus aguas tropicales, buceo en el inmenso acuario que es este océano que baña sus costas;  visitas a la espectacular Isla de las Tortugas…

Y si todo esto no es suficiente para ir allí dejando de estar aquí, en la redacción nos basta imaginar que las únicas huellas de la playa serán las nuestras, que podremos tumbarnos al sol a leer, recoger corales, disfrutar de su magnífica cocina y de sus cinco restaurantes a orillas del mar, recibir un extraordinario masaje en su Spa Clarins y charlar horas y horas con isleños encantadores.

Nos echaron del Edén, sí, pero siempre nos quedará Seychelles.

 Sainte Anne Resort
[Beachcomber Hotels]