No es de extrañar que Paul Cézanne se enamorara de la maravillosa luz que envuelve los alrededores de Aix-en-Provence, una ciudad al norte de Marsella que resume todo el saber hacer en esencias y perfumería de la Costa Azul francesa y la Provenza. Allí fue seducido por esta villa florentina del siglo XVIII, la misma que desde hace dos siglos fascina por sus cuidados jardines.
De hecho, gracias a este manto cuidado de vegetación y flores, toda la zona huele a maravillosas lavandas cuando estas florecen. Comparten protagonismo con cuidados caminos rodeados de setos, estatuas de estilo romano y pórticos neoclásicos que nos transportan a la fascinación de aquel siglo por recuperar la estética perfecta del mundo griego y romano.
Villa Gallici es hoy un hotel de lujo compuesto por 16 habitaciones y 6 suites que pertenece a la cadena hotelera Relais & Châteaux. A sus huéspedes ofrece todo el encanto de la región, capitalizada en una perfecta gastronomía. En su restaurante se pueden degustar exquisiteces como el carré de cordero fileteado y hecho a la sartén, un plato que se acompaña de caviar de berenjenas con aceitunas, salsa de ajo negro y albahaca frita. Pero la especialidad llega con el postre, pues son famosos los pastelillos de almendra con aroma a melón y naranja de su obrador.
Además, el complejo cuenta con una piscina, rodeada de prácticas sombrillas, perfecta para un chapuzón mientras disfrutamos de un buen cóctel. Y si se quiere hacer algo de ejercicio, solo hay que elegir si hacerlo en su gimnasio o en bicicleta, gracias a los senderos y caminos que hay para BMX en los alrededores.
Disfrutar de este retiro privilegiado de luz y aromas es posible a partir de 230 €/noche (habitación doble, en el caso de las suites, desde 480 €). Si se prefiere ir solo al restaurante, el menú se puede degustar desde 55 €/persona.
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