Cierra los ojos e imagina esa isla paradisiaca en la que más de una vez –y de dos y tres- te hubiera gustado desaparecer. Con unas playas de arena tan blanca que casi deslumbra, cocoteros y unas aguas cristalinas que dejan al descubierto una vida acuática de ensueño.
Tetiaroa es así, incluso esta descripción resulta escasa teniendo en cuenta que es la isla privada de Marlon Brando. Y, por ese motivo, bien podría llamarse la isla de los sentidos, de la sensualidad o, a secas, paraíso.
Está situada en la Polinesia francesa y durante siglos fue el refugio de la realeza de Tahití, que dejó en la isla un legado de templos que aún pueden visitarse. Este atolón, donde la belleza no parece etérea y se puede casi palpar, estaba hasta ahora reservado para algunos pocos privilegiados pero en julio de 2014 abrirá sus puertas en él un resort de lujo, el The Brando Resort.
Marlon Brando se enamoró de esta isla durante el rodaje de la película Rebelión a bordo y en 1966, tras varios intentos, consiguió firmar un contrato de arrendamiento durante 99 años. El actor, desde entonces y hasta su muerte en 2004, hizo todo lo posible por preservar el entorno intacto.
El Beachcomber Pacific Group, siguiendo con su idea, ha creado el lujoso The Brando Resort. Un total de 35 villas de uno, dos y tres dormitorios, ecológicas, con paneles solares, generadores que funcionan con aceite de coco y aire acondicionado que utiliza agua del mar.
En Tetiaroa todo es posible, desde bucear hasta hacer kayac o explorar su laguna en canoa. También relajarse en su biblioteca o en su spa, hacer yoga o simplemente disfrutar de las vistas. Marlon Brando no podía estar equivocado…
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