Manzanillo es uno de los rincones del Pacífico mexicano más deseado. Sobre todo porque es de las perlas de la riviera mexicana, un importante lugar que ahora está cuajado de resorts de lujo y golf pero que en el siglo XVI acogía el primer astillero de América Latina (creado en 1531). Actualmente sigue siendo el puerto comercial más importante de México, presidiendo la unión de las las bahías gemelas de Manzanillo y Santiago. Pero no por ello deja de ser un destino perfecto para practicar actividades de playa, ecoturismo y deportes de aventura.
El mejor tiempo para visitar Manzanillo es durante los meses de invierno, de noviembre a abril, ya que el lluvioso verano dura de junio a octubre, cuando las lluvias de la tarde le dan a su horizonte un toque de verde exuberancia tropical. Y si ya tenemos fecha, nos falta el lugar. En este caso, nos decantamos por un hotel muy especial: Las Hadas Golf Resort & Marina, todo un ejemplo de escapismo. Y es que este cinco estrellas en plena península de Manzanillo esconde un edificio de claras reminiscencias de palacio árabe y los mejores servicios.
Situado a 250 metros de una playa privada y a muy pocos pasos del club de golf oficial de la zona, que se llama como el hotel, se trata de un complejo de 232 habitaciones (desde 87 €/noche) con brillantes suelos de mármol blanco, decoradas con elegancia y en las que no falta una terraza desde la que disfrutar de un maravilloso atardecer sobre la bahía. Además, posee 43 suites de lujo, 14 de ellas con piscina privada para disfrutar de una una elegante intimidad.
La restauración también está muy cuidada. El complejo cuenta con tres restaurantes. Uno de ellos, Los Delfines, bajo una palapa y frente al mar. Allí es posible disfrutar de la mejor vista de la Bahía de Manzanillo, al tiempo que saboreamos los más deliciosos pescados y mariscos de la zona en un ambiente casual. Hay que añadir El Palmar, con ambiente tropical; y el Legazpi, un restaurante gourmet que es uno de los más elegantes de la zona, con acompañamiento de música de piano en vivo.
Con la posibilidad de hacerse con paquetes completos de golf en el club, así como navegar por las aguas de la bahía, es un hotel pensado para los hedonistas, pues no hay nada allí que no sirva para disfrutar del 'arte de vivir'.
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