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Un amanecer en Mikonos

Despertar en la isla del Egéo ya es un buen plan, pero hacerlo en el San Giorgio ya es el colmo del hedonismo.

San Giorgio nació como un experimento de Design Hotels. El lugar elegido, una preciosa villa a poca distancia de la famosa Paradise Beach de Mikonos, la isla del Egéo por excelencia de la fiesta y la juventud. Pero el desafío estribaba en poder unir descanso, relax y tradición con todos los valores de diversión, música, baile... Y se consiguió de sobra.

Ya asentado como uno de los establecimientos más interesantes de la isla, este hotel de apenas 34 habitaciones (a partir de 120 €), sigue manteniendo el espíritu bohemio con el que abrió sus puertas. La creación de este pequeño paraíso, también a un paso de otra de las playas famosas, la de Paranga, es obra de un trío de expertos: Thomas Heyne, Mario Hertel y Markos Daktilidis. Ellos crearon un conjunto de espacios en los que destaca especialmente el color blanco. Es el tono de las paredes, del techo, de los elementos de la decoración, de los doseles...

El color se reserva para pequeños detalles, como alfombras o cojines, todo ello con muchos muebles de aspecto rústico que nos permiten viajar durante los días de estancia a otros tiempos, cuando no existía la palabra estrés.

Con una estrecha relación con el Club Paradise de la isla, es frecuente que los grandes DJ's de Europa tengan en el San Giorgio su base. Ellos escogen suites como la bautizada con el nombre de Famosa, con un gran lounge y un espacio de 65 metros cuadrados, además una gran terraza. En los baños, al igual que en todo el hotel, amenities realizadas con ingredientes orgánicos.

La atmósfera de cuidado por el medio ambiente se traslada también a las cocinas. Una de ellas se encuentra abierta, como si fuera una finca familiar y no un hotel de lujo. Solo se cocina con ingredientes de calidad, la gran mayoría de ellos de proximidad (siempre que se pueda, claro). Mejillones con bacon ahumado y manzana o Kakavia son algunos de los platos que ofrecen. No falta, claro, ni el yogur griego ni el pan recién horneado en el hotel, así como las salchichas típicas de Mikonos o el queso de la isla.

Un retiro que une, como ninguno, diversión y descanso.