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Silhouette, el paraíso a 20 minutos de helicóptero

Es la tercera isla más grande de Seychelles, pero solo acoge dos hoteles, entre ellos, el impresionante Hilton Labriz Resort.

Hace algunos siglos, las frondosas plantaciones de Silhouette fueron el refugio de numerosos piratas, que acudían a esta isla perdida de las Seychelles para guarecerse y atesorar botines. Pero ningún cofre del tesoro puede compararse al premio que es poder gozar de la naturaleza exótica y paradisíaca de este rincón del Índico. Es la tercera más grande del archipiélago, a apenas 30 minutos de la capital y con un paisaje verde intenso por los cuatro costados, con un perfil montañoso (posee cinco picos de más de 500 metros de altitud) que se puede ver desde la playa Beau Vallon de Mahé.

Solo hay dos hoteles en esta isla de apenas 20 Km² y con una población censada de 135 habitantes. Por un lado, el Labriz Silhouette, perteneciente a Small Luxury Hotels. Por otro, una de las maravillas del imperio Hilton: el Labriz Resort & Spa. Ambos comparten una playa cuajada de vegetación en la que las villas del Hilton casi no se distinguen de lo frondosa que es la arboleda, llena de palmeras y bosque.

Son 2,5 kilómetros de fino arenal de grano blanco y brillante, enmarcado entre las palmeras y una penetrante agua turquesa que solo ve interrumpido el azul por algunas rocas que hay cerca de la orilla, bajo el agua. De hecho, el hotel ha creado turas que combinan caminatas por la arena de la playa con subidas por las montañas de Silhouette, la única isla, además de la capital, con una reserva de la biosfera sobre tierra.

El Hilton cuenta con tres tipos de villas, desde las que solo dan al jardín a las que están frente por frente con el Índico, así como las que poseen piscina privada. Eso sí, ninguna como la villa Presidencial, en la que las vistas, además, son panorámicas. Se podrá emular a James Bond, ya que el autor del personaje nombró el paisaje de Silhouette en uno de los libros.

Con bañeras en medio del cuarto de baño, muebles de lujo con diseños entre la vanguardia y el toque polinésico, suelos de madera en las terrazas privadas, comedores y zonas de lectura dentro y fuera de las villas y el mejor servicio, este paraíso es uno de los rincones más preciados del planeta, y encima, con la naturaleza más hermosa del Trópico.