La prefectura de Ishikawa se encuentra en la costa central del norte de Honshu, la isla más importante de Japón. Bañada por el mar de Japón y con montañas como el Dainichi o el Oizurugatake como testigos, allí la vida se ha desarrollado con calma, alejados del estrés de Osaka o Tokio. En el antiguo camino imperial que conectaba Kioto con las aldeas de Shirakawago y Gokayama, ambas Patrimonio de la Humanidad, y a no demasiada distancia de Kanazawa, la capital de la región, encontramos un buen ejemplo de este remanso de paz.
Se trata del hotel Beniya Mukayu, creado en 1928 en la villa termal de Yamashiro y que es un referente del concepto balneario en Japón. Cuenta con 17 habitaciones, una de ellas suite, y se trata de un retiro espiritual único, ya que la idea es conectar con la naturaleza, con el cielo azul, los árboles del bosque en el que está incrustado, las flores y las plantas aromáticas medicinales, el silencio... y el agua. Y es que aquí no hay un spa, sino 18: uno general y, además, uno por cada habitación.
Y es que cada estancia cuenta con su propio baño termal privado al aire libre, en zonas de suelo de madera, con un estilo clásico que recuerda a los ryokán, aunque aquí se puede dormir en cama o en futón. Además, es posible acceder al jardín japonés clásico desde algunas de ellas.
Cada día se celebra por parte del propietario, el señor Kazunari Nakamichi, la ceremonia del té, así como hay cursos de yoga por las mañanas.
La comida es un punto importante. El restaurante está reservado a los huéspedes y en él se sirve cocina kaiseki, al más puro estilo kaga, servida en cerámica artesanal de la región. De hecho, hay programadas visitas a los talleres de porcelana Kutani, para aquellos que estén interesados en conocer sus técnicas (además de otras a templos, meditación incluida; o senderismo y salidas en bici).
Todo un retiro que es posible desde 463 €/noche.
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