Disfrutar de una puesta de sol en la isla de San Bartolomé es una de las experiencias más íntimas y sensuales del Trópico. Pero si se hace, además, desde las instalaciones del magnífico resort del Hotel Christopher, se convierte en un auténtico lujo. Perderse por su jardín de flores de diferentes especies, darse un chapuzón en su piscina de borde infinito con vistas al mar o leer un buen libro en su elegante mobiliario realizado con madera de la vegetación del archipiélago son sólo algunas de las actividades que marcarán un antes y un después en nuestras vacaciones.
Este hotel cuenta con diferentes tipos de suites y habitaciones. Destacan las Océan Piscine, con 28 metros cuadrados de superficie y una terraza privada donde relajarse con vistas al mar y a las islas cercanas. Al igual que en otras estancias superiores, la firma L'Occitane en Provence se encarga de surtir el baño con los mejores cosméticos, y no falta lo último en sonido y entretenimiento multimedia ni un clásico del lujo: las sábanas de algodón egipcio.
Uno de los puntos fuertes de este establecimiento es su spa, del que se encarga la firma Sisley. Está compuesto por tres cabinas, todas abiertas hacia el exterior con magníficas vistas sobre el mar y sobre la piscina del hotel. Con tratamientos para el cuerpo, el rostro y una gran variedad de masajes (balinés, ayurvédico, oriental... incluso uno para mujeres embarazadas) será difícil no decir adiós a cualquier rastro de estrés urbanita.
Con posibilidad de apuntarnos a clases privadas de yoga o pilates, es posible disfrutar de este rincón del paraíso a partir de 400 € (persona por habitación y noche) en temporada baja. ¿Hacemos las maletas?
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