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Punta Nizuc, el rincón más exclusivo de la Riviera Maya

Este resort se encuentra en uno de los pocos enclaves casi inaccesibles del paraíso caribeño mexicano, frente a playas casi vírgenes.

Cualquiera que haya estado en la Riviera Maya se sorprendería de saber la existencia de un lugar prácticamente desierto y aislado a apenas 20 minutos del aeropuerto de Cancún. Pero, aunque parezca mentira, existe. Se trata de Punta Nizuc, un lugar de difícil acceso si no se es huésped de uno de los hoteles que ya se ha convertido en referencia de lujo y exclusividad en la región: el Nizuc Resort & Spa.

A un paso de manglares protegidos y con selva exuberante a los costados, el resort está frente a las arenas blancas de la barrera de arrecifes del norte de Cancún. Considerado la puerta de entrada a la Riviera Maya (aunque, geográficamente, esta se encuentre en Puerto Morelos, algo más al sur), se trata de un complejo de 274 lujosas suites y villas privadas que se reparten por las 12 hectáreas que dispone el hotel. Llama la atención su interiorismo, obra del arquitecto Alejandro Escudero, con mobiliario inspirado en los años 50, pero en el que ha incluido detalles mayas y asiáticos, todo ello usando materiales locales, mucha madera tropical e incluso ramas muertas tras el paso de un huracán.

Solo el lobby nos da cuenta de que la decoración está extremadamente cuidada. Está sumergido dentro de espejos de agua de 36 metros cuadrados y permite ver el mar desde diferentes perspectivas. Además, se acompaña de persianas de madera de 14 metros de altura y sofás de diseño contemporáneo también de estilo años 50. Las sillas, los taburetes de bronce y las antigüedades orientales complementan las cuatro esculturas corales de Jan Hendrix en las paredes.

Sin duda, el plato fuerte de la estancia es poder aprovechar un baño casi en soledad en algunas de las dos playas exclusivas del complejo. Aunque no es la única oportunidad de darnos un chapuzón, ya que hay varias piscinas de arquitectura infinita distribuidas por el resort, así como un impresionante spa de 9.000 metros cuadrados de superficie dedicados al bienestar.

En lo que respecta a la gastronomía, seguro que alguno de los seis restaurantes de carácter internacional que posee el complejo convencen a los huéspedes. Destaca el restaurante Ramona, de techos abovedados y paredes de piedra, marcos de puerta de piedra del siglo XVII y plantas mexicanas como decoración natural.

Unas vacaciones de ensueño y muy alejadas de lo que esperaríamos en Cancún o en Riviera Maya a partir de 320 €/noche.