San Cristóbal y Nieves son dos pequeñas islas que, juntas, apenas superan los 260 kilómetros cuadrados. Situadas en el norte de las Antillas, forman una unión que las convierte en uno de los países independientes más pequeños del planeta. Aún así, tienen espacio suficiente para albergar un monte, el Liamuiga, de 1.156 metros de altitud y hoteles como el Montpelier Plantation, con playa privada y muchas horas de diversión y relax aseguradas.
Situado en una antigua plantación de azúcar de principios del siglo XVIII, se encuentra al pie del pico Nevis, que da nombre a la menor de las islas, y con una playa solo para sus huéspedes. Construido en una pendiente cuajada de vegetación, la restauración del complejo permitió un resultado admirable: una villa que casi parece una mansión privada, una casa de huéspedes colonial cuyo lujo le ha permitido formar parte de la exquisita cadena Relais & Châteaux.
La gastronomía, por tanto, está más que cuidada. Su restaurante está especializado en cocina caribeña, con toques internacionales y de autor. Aunque si se quiere disfrutar de verdad, nada como organizar una elegante cena en un molino de azúcar que se levantó al mismo tiempo que la casa original, situado dentro de las 11 hectáreas de terreno del complejo.
Además, clases de cocina, piscina, canchas de tenis, spa... por no hablar de actividades deportivas que incluyen desde el golf (el campo es externo al hotel, situado a 4 km. de éste), pesca, esquí náutico e incluso equitación. Disfrutar de alguna de sus 16 habitaciones o 3 suites es posible a partir de 345 dólares en temporada baja.
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