Una casa señorial del siglo XIX en pleno centro de Ibiza esconde uno de los hoteles con más encanto de la isla. Perteneciente a la cadena Relais & Châteaux, el Mirador de Dalt Vila demuestra que la balear no tiene por qué ser siempre una isla de destino playero y de fiesta, y que su lujo puede albergar una elegancia clásica y atemporal alejada de lo que fue el exceso de brillantina del pasado verano.
Uno de los puntos fuertes de este cinco estrellas es su privilegiada posición, ya que goza de una de las mejores vistas de la ciudad y del puerto. Lo consigue gracias a que se encuentra ubicado en el recinto amurallado de Dalt Vila, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son unas vistas que hasta hace bien poco solo podían disfrutar los dueños del inmueble, pues el hotel no abrió sus puertas hasta hace algo más de cinco años.
Eso sí, su lujo y servicio de cinco estrellas le ha permitido estar dentro del selecto club de hoteles españoles pertenecientes a la prestigiosa cadena francesa. Es impecable cómo se cuida de cada detalle, así como el hecho de que, aún estando en Ibiza, sea todo un remanso de paz. Sus doce habitaciones, todas con una decoración sencilla y lujosa al mismo tiempo, así lo atestiguan. En ellas, lo último en multimedia y amenities de Loewe, entre otros detalles. La que siempre deja boquiabierto es la Grand Suite, con 94 metros cuadrados de espacio interior al que se suma una terraza privada con otros 74 m2.
Para cuidar a los huéspedes gourmets, el Mirador de Dalt Vila cuenta con un restaurante de altura, Es Mirador, especializado en cocina mediterránea de vanguardia. Se acompaña de una enoteca con una variada y selecta colección de vinos tanto de la isla como del resto del país y de un cóctel-bar.
Todo un lujo a partir de 190 €/noche.
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