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Mas Lazuli, descanso monacal en el Ampurdán

Un antiguo convento de frailes del siglo XI se ha reformado para albergar un refugio de diseño en el Ampurdán.

En el siglo XI, un grupo de frailes fundó un convento en lo que sería una gran masía catalana. El lugar que eligieron fue casi la esquina noreste de la Península Ibérica, a un paso del cabo de Creus. Seguro que a ninguno se le pudo pasar por la imaginación que, diez siglos más tarde, acabaría convirtiéndose en un hotel boutique, refugio de quienes necesitan evadirse unos días de la gran ciudad.

Se trata del Mas Lazuli, en el término municipal de Pau (Gerona), rodeado de viñedos y campos de olivos y a un paso de Figueras. Sus actuales propietarios, la diseñadora Caroline Deffis y el empresario Jean-Marc Fau, tardaron 18 meses en rehabilitarlo y reconvertirlo en todo un establecimiento de diseño, con una decoración minimalista que ha respetado en buena parte el edificio original, destacando sus gruesos muros de piedra. El resultado: nueve habitaciones, siete suites y un apartamento independiente con capacidad para cuatro personas.

En las habitaciones, el blanco es el color protagonista. Equipadas con lo último en tecnología, llama la atención el número de lámparas, que consigue un efectista juego de luces, así como la disparidad de cada una, con diferentes distribuciones. Es especialmente en los baños donde más se aprecia esta heterogeneidad de planta, al contar algunas con bañera dentro del dormitorio, otras con duchas de efecto lluvia... Eso sí, las amenities de la firma Rituals sí que se repiten en todas.

De la parte gastronómica se encarga el chef Jordi Dalmau, antiguo pupilo de Carmen Ruscalleda y Santi Santamaria. Su carta se basa en una cocina tradicional, con muchos platos típicos de la cocina catalana que se elaboran con las verduras del propio huerto de la masía.

Además, el hotel se completa con un coqueto spa independiente, con hammam y una carta completa de tratamientos corporales y faciales. Un relax perfecto para después de unas horas de cicloturismo por la zona o navegando por la Costa Brava (el hotel pone tanto las bicis como el barco). Desde 200 €/noche, toda una escapada 'conventual'...