Hay lugares en los que basta una escueta descripción para saber que es un pequeño paraíso. Uno de ellos es el resort Cambridge Beaches Resort. Basta saber que se encuentra en Bermuda, la isla del Atlántico Norte que, para muchos, ya es un perfecto tentempié del mucho más al sur Caribe. Allí, en una pequeña península privada que cierra la bahía de Quintons, en una costa abierta al Atlántico y no a la bahía interior del Great Sound, es donde este cinco estrellas nos abre sus puertas.
Dentro del recinto nos espera solo lo mejor. Para comenzar, es un hotel reservado a adultos, por lo que la tranquilidad está garantizada en todo momento y no es necesario acotar zonas especiales para poder evitar travesuras. Se divide en 94 villas que bien podrían definirse como 'cottages' de verano, junto a una zona de césped y naturaleza llena de palmeras que son la mejor antesala a una playa de postal, con arena blanca, aguas transparentes que van tornándose en diferentes tonos de turquesa y azul a medida que nos adentramos en el Atlántico, y con un bucólico marco de pequeños barquitos a cada lado.
Claro está, al ser todo el recinto privado, la propia playa en sí, también. No hay que correr para coger una tumbona o una sombrilla, ya que el servicio del hotel se encargará por nosotros de colocarla donde más nos apetezca. Aunque quizás, si nos decidimos por reservar alguna de las tres Private Pool Suites nos queramos quedar todo el tiempo en la villa que tenemos en exclusiva, con piscina.
Hay 12 hectáreas para explorar, y seguro que hacemos parada en su spa. The Ocean Spa, que así es como se llama, está regentado por expertos formados en Londres y ofrecen tratamientos para los que usan productos de firmas tan reconocidas como la francesa Phytomer of St. Malo o la inglesa Aromatherapy Associates of London. Jacuzzis, saunas o baños de vapor son solo algunas de las instalaciones de su circuito termal.
Toda una indulgencia que se verá reforzada por la carta del Tamarisk Restaurant, elegido como el mejor restaurante de la isla; y que solo es uno de los varios con los que cuenta el complejo, uno de ellos en una terraza frente al mar. Demasiada delicia para no ser aprovechada (desde 460 €/noche).
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